Una enfermedad puede interponerse entre una persona y su más grande pasión. Pero para un guerrero incansable, esta es solo una prueba más que superar. Con 12 años, David tuvo que alejarse del futbol americano tras someterse a un trasplante de riñón. Pero ni el difícil camino por el que ha pasado le impedirá mantenerse cerca de los emparrillados.

Conocido en el mundo del deporte como “Vikingo”, David Velázquez Reyes comenzó a jugar futbol americano cuando tenía ocho años. Formó parte la Asociación de Futbol Americano Infantil de Saltillo (AFAIS), donde se integró a los Pieles Rojas, equipo que lo acogería más allá de lo deportivo.

Dos años después de su encuentro con el ovoide, repentinos problemas de salud interrumpieron su práctica deportiva. La primera señal fue un párpado hinchado, dos días después se inflamó el resto del cuerpo.

David se sometió a los primeros análisis en el Hospital del Niño de Saltillo. Luego se hizo una biopsia en Monterrey, procedimiento que arrojaría un diagnóstico exacto. El resultado fue: glomerulonefritis rápidamente progresiva. Padecimiento que consiste en una insuficiencia renal terminal.

Entre otras causas, la glomerulonefritis puede darse por problemas con el sistema inmunológico del cuerpo. Como se determinó en el caso de David, que quizá todo inició con una bacteria que no se logró identificar.

Los especialistas iniciaron una serie de tratamientos basados en hemodiálisis y quimioterapias. Al paso de seis meses se evaluaría si hubo un avance, de no ser así, entonces sería candidato a trasplante de riñón.

Esta situación dio un vuelco en la vida de David y su familia, “estaba en shock porque nunca había escuchado nada de este tipo de enfermedades”, dijo Wendy Reyes, quien poco a poco vio como la energía de su hijo era consumida por los procedimientos clínicos.

Ante las limitantes físicas, David dedicó su tiempo a leer, armar rompecabezas o ver televisión. Y aunque para ese entonces ya se había alejado del terreno de juego, siempre contó con el respaldo de Pieles Rojas de Saltillo. Dirigentes, jugadores y padres de familia lo brindaron muestras de apoyo morales y económicas.

LA MALA NOTICIA

Cumplidos los seis meses se determinó que los riñones no respondieron a los tratamientos. David era candidato a trasplante. Se optó porque el donante fuera su papá, Jorge Orozco, así Wendy se quedaría cerca de su hijo durante los procedimientos.

La operación se programó para febrero del 2019, pero se pospuso luego de que David presentó una infección a consecuencia de un catéter contaminado. Finalmente la intervención quirúrgica se llevó a cabo el 10 de septiembre, en la Clínica 25 de Monterrey. La entrada al quirófano fue a las 8:00 de la mañana y la salida cerca de las 17:00 horas.

Para Wendy, el tiempo de espera representó un choque de emociones, “estaba nerviosa, pero también contenta porque después de todo lo que él sufrió ya iba a poder hacer su vida normal”. La cirugía fue exitosa, David fue dado de alta 15 días después.  

Su cuerpo aceptó el trasplante. Ahora, durante un año deberá asistir a chequeos dos veces por mes para análisis y monitoreo del medicamento, luego los doctores decidirán si darlo de alta.

Aunque todo ha ido bien en cuanto a su salud, para David lo más duro fue que los doctores le prohibieron practicar deporte de contacto. Pero él no está dispuesto a decirle adiós a su más grande pasión. De alguna u otra manera buscará disfrutar el futbol americano de cerca, quizá como el coach más joven que conforme el staff de Pieles Rojas.

Hoy más que nunca David rinde homenaje a su apodo, “Vikingo”, pues la fortaleza que caracteriza a estos personajes también es una cualidad que distingue al joven de 12 años.