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Los tesoros históricos de Irán en riesgo por amenazas de Trump
“Si Irán ataca a cualquier estadounidense o cualquier patrimonio estadounidense, hemos focalizado 52 sitios, algunos de ellos de gran importancia para la cultura iraní”.
Este tuit, publicado este sábado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, añadió más tensión si cabe al conflicto entre su país e Irán.
Tras sus declaraciones, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) recordó este lunes que tanto EU como Irán firmaron convenios internacionales en los que se comprometen a no dañar el patrimonio cultural y natural del resto de países signatarios, incluso en casos de conflicto armado.
Pero este lunes por la noche, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, dio a entender que el país no tiene en la mira ningún objetivo cultural iraní en medio de las tensiones entre ambos países.
“Seguiremos las leyes del conflicto armado”, dijo Esper al canal de noticias estadounidense CNN.
El enfrentamiento entre Washington y Teherán alcanzó un punto crítico el pasado viernes, cuando EU mató en un “ataque selectivo” al general iraní Qasem Soleimani, considerado un héroe militar en su país y pieza vital de la influencia iraní en todo Oriente Medio.
Tras su muerte, el ayatola Alí Jamenei, el líder supremo de Irán, prometió una “venganza severa contra los criminales”.
Pero Trump dijo “que EU no quiere más amenazas” y que cualquier agresión será devuelta “más fuerte de lo que jamás han sido atacados”.
Según la UNESCO, ese país cuenta con 24 bienes registrados como Patrimonio de la Humanidad, incluyendo la famosa ciudad de Persépolis y el Palacio de Golestán.
El número de sitios amenazados por Trump, 52, se corresponde con el número de rehenes que Irán retuvo en la embajada estadounidense en ese país durante 444 días entre 1979 y 1980.
Tras la amenaza del mandatario estadounidense, las reacciones no se hicieron esperar.
El portavoz del ministro de Exteriores iraní, Abbas Mousavi, dijo que “sentía mucho vivir en un mundo donde el presidente de la llamada mayor superpotencia aún no supiera que atacar sitios culturales es un crimen de guerra”.