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El reto: cambiar costumbres y dejar de usar bolsas de hule
Restringir el uso de bolsas de plástico en Coahuila es una medida que puede tener un impacto positivo, pero también enfrenta retos para que sea efectiva y cumplida por los ciudadanos, dijo la ingeniera ambiental Aiza José-Sánchez.
Citó el caso de Laredo y Austin, Texas, en donde los cabildos prohibieron el uso de bolsas de plástico desde marzo de 2019, de manera similar a Saltillo, pero muy rápidamente (en seis meses) la medida perdió popularidad.
El problema fue que los ciudadanos no estaban listos para cambiar sus costumbres, pues ahora tenían que llevar sus propias bolsas para hacer compras y ya no tenían bolsas de plástico para tirar la basura y tenían que comprarlas.
“Esa es una de las barreras que yo veo, a la hora que lo pongan en práctica a la gente no le va a gustar mucho”, y los ciudadanos van a tener que comprar bolsas y pensar que sale lo mismo, comentó Aiza José-Sánchez, pero la realidad es que la contaminación en esas ciudades de Estados Unidos sí bajó.
Las reformas en Austin y Laredo tuvieron vigencia hasta este año porque la Suprema Corte de Texas determinó que estaban en contra de la ley estatal. Esto difiere de Coahuila, donde en toda la entidad entrará en vigor la prohibición el 16 de enero independientemente si los cabildos lo aprobaron a nivel municipal.
“En Austin después de seis meses de implementar esa regulación local, decreció 12 por ciento el apoyo. Aunque ya no es una regla, como se quedaron con la noción, muchos lugares siguen implementándola, pero no es una ley”, dijo.
Estos ejemplos dejan un aprendizaje importante sobre la regulación de estos materiales, para Aiza José-Sánchez, cuyos estudios lograron que en octubre de 2019 la Corte multara con 50 millones de dólares a la empresa Formosa, un gran corporativo que contaminaba con residuos plásticos una bahía entre Houston y Corpus Christi, en Texas. Actualmente la especialista trabaja con los abogados y Formosa para diseñar estrategias para reparar el daño al ecosistema.
BENEFICIOS PARA LA CIUDAD
Las bolsas representan una parte pequeña dentro de todos los productos de plástico que consumimos y producimos, pero prohibir su uso implica un beneficio a las ciudades y un primer paso para empezar a regular uno de los contaminantes más importantes a nivel mundial.
De acuerdo con el estudio “Efectos ambientales de la ordenanza de un solo uso en Austin, Texas”, preparado por el Austin Resource Recovery (publicado el 19 de junio de 2015), cada persona de Estados Unidos utiliza en promedio 335 bolsas de plástico al año. Eliminarlas quitaría millones de estos productos en las ciudades, que con frecuencia terminan en arroyos, enredadas en árboles, afectando la arquitectura y tapando sistemas de drenaje.
Además las bolsas no son tan fácilmente reciclables, en cuanto a procesos y económicamente, como otros productos de plástico. Esto quiere decir que prohibir su uso tiene un impacto benéfico en las ciudades.
“La maquinaria que se utiliza para separar los reciclables sufre cuando existen las bolsas de plástico, se atora la maquinaria, entonces no pueden ser recolectados simultáneamente (que las botellas de plástico). Otra dificultad es que las bolsas de plástico, cuando son específicamente para productos alimenticios, traen un recubrimiento que las hace no reciclables”, comentó.
Otro estudio en el que colaboró Aiza José-Sánchez comparó el número de bolsas de plástico que ya habían sido desechadas como basura en Austin y Forth Worth, Texas durante el tiempo en que Austin restringió el uso de ese producto, pero Forthworth no. Se eligió a esas ciudades por las similitudes: misma cultura, número de habitantes similar.
“Se dieron cuenta que en Austin el número de bolsas de plástico era 75 por ciento menos que en Forth Worth. Es una diferencia impresionante”, dijo.
¿Quién es Aiza?
> Es ingeniera ambiental especialista en contaminación por plástico.
> Fue alumna distinguida en los colegios Montessori, La Paz, Ignacio Zaragoza —donde fue elegida en un programa de intercambio en Dakota del Norte, EUA—, y en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) campus Saltillo, en donde se graduó como ingeniero industrial.
> Los estudios y experiencia que ha obtenido durante su carrera profesional le han valido ser reconocida con el premio “2016 Women in Business Award” al lado de 24 mujeres radicadas en el norte de Texas de diferentes nacionalidades. Ella es la única mexicana distinguida.