Relatos de Saltillo: Monumento a la Madre

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Relatos de Saltillo: Monumento a la Madre

Homenaje. Así lucía el Monumento a la Madre, construido en 1941 en donde convergen, en la actualidad, las calles Leona Vicario, Ateneo y De la Fuente./ ARIEL GUTIÉRREZ CABELLO
Arturo Fuentes Morales es el autor de la escultura, y la maestra Consuelo Cardona escribió el mensaje plasmado en la obra

En los primeros años de la década de los 40 del siglo pasado, la autoridad municipal había proyectado construir una plaza y llamarla “Benito Juárez”, sin embargo, ya existía en la ciudad un monumento al Benemérito de las Américas, por ello se decidió levantar un monumento en honor a la madre saltillense; se construyó en un terreno aledaño al antiguo Hospital de los Ferrocarriles, en lo que hoy son las calles Leona Vicario, De la Fuente y Ateneo.

El proyecto y realización estuvo a cargo de Arturo Fuentes Morales, padre del autor del conjunto escultórico de la Plaza Tlaxcala, Erasmo Fuentes y tío del escultor Alejandro Fuentes Gil.

En mayo de 1941 el secretario del Ayuntamiento de Saltillo, León V. Paredes, ordenó se hicieran los preparativos para la inauguración del monumento, casi todo estaba listo poco antes del día 10, solo faltaba un detalle importante, la obra carecía de leyendas o mensajes alusivos a la madre.

La profesora Consuelo Cardona Flores, quien era una entusiasta maestra de la ciudad, se percató de la falta de texto para la obra; en tono de reclamo, le manifestó a Paredes, que el hacer un Monumento a la Madre estaba muy bien, solo que no tenía mensaje o agradecimiento alguno y que éste debería llevar por lo menos algunas palabras alusivas a la labor de la madre saltillense, a lo que el político replicó, refiriéndose a la maestra Consuelo: “Si quiere usted escríbalas, pero rápido porque ya dentro de pocos días se va inaugurar”.

Al poco tiempo la maestra Cardona Flores entregó los textos a la Presidencia Municipal y se dio la orden de ponerlos en los cuatro costados de la columna que sostiene el Monumento a la Madre.

Este relato me lo contó hace poco el doctor Hugo González González, sobrino de la maestra Cardona Flores.

Se puede leer de frente: “A la madre saltillense, 10 de mayo de 1941”; por uno de los costados reza lo siguiente: “Madre saltillense, viva o muerta aquí te veneran siempre tus hijos”. En la parte de atrás:  “Madre, eres en la vida principio y fin de todo”, y por el otro costado: “Madre, paradigma sublime de abnegación y amor”.