¿Indignados?
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¿Indignados?
Con la llegada de Evo Morales, el enfado y la irritación llenaron las columnas y las páginas de la prensa mexicana, “
hasta un avión para Evo”, el principal motivo del berrinche y la exasperación fue la pretensión de reelección y el presunto fraude electoral de la reciente elección en Bolivia.
Pocos se fijaron en las agresiones de las que fue objeto el expresidente; lo sacó de su país un golpe de Estado perpetrado por las oligarquías de Bolivia, las camarillas usurpadoras que buscan explotar las riquezas con las que cuenta ese país y subyugar al 62.2 por ciento de los pueblos indígenas, los que suelen ser los más desfavorecidos en ingresos y servicios básicos, además de los ataques contra la familia de Evo.
Estoy de acuerdo en que la pretensión de perpetuación en el poder resulta irritante e inaceptable, Evo debió preparar su salida, no su permanencia en el poder, su partido podría haberlo hecho, más el poder es un deleite al que muy pocos pueden renunciar.
El gobierno mexicano ofreció asilo a Evo Morales para darle seguridad y proteger su vida, aunque esto poco importa a sus críticos; la salida del expresidente boliviano no fue fácil, es de comprenderse, pero llegó a México y aquí comienza su nueva historia: “AMLO me salvó la vida
Seguiré en la política sin cambiar mi ideología”, dijo y agradeció el apoyo del pueblo de México.
La congruencia ha sido un distintivo del gobierno de AMLO, pero sus opositores intentan justificar el golpe de Estado contra Evo, en ello están grupos empresariales, factores de poder y algunos medios de comunicación nacionales e internacionales, dejando de lado que durante los 12 años del gobierno de Morales la economía boliviana creció al 5 por ciento, siendo el tercer país con el mejor desempeño de América Latina, solo atrás de Panamá y Perú, ya quisiera México haber alcanzado ese crecimiento con los gobiernos del PRIAN.
Al comenzar su gobierno, uno de los principales propósitos de Evo era reducir la pobreza extrema, lo cual logró al pasar ésta de 31.2 a 16.2 por ciento, y su compromiso en la última campaña era llegar a una reducción del 5 por ciento de ese indicador; la inflación fue moderada y mejoraron los indicadores de analfabetismo así como la distribución del ingreso, los salarios crecieron, Bolivia es el país más bajo en jóvenes inactivos, también el comercio exterior se fortaleció con ese gobierno; PAN, PRI, quieren más.
Los grupos conservadores opositores al gobierno de AMLO, molestos por el asilo concedido a Evo, olvidan que durante casi 80 años México ha sido generoso con los perseguidos políticos, el ejemplo del presidente Lázaro Cárdenas con los exiliados españoles es inolvidable, pero igual, hubo asilo para chilenos, argentinos, uruguayos y gran cantidad de víctimas de otras naciones perseguidas por gobiernos genocidas, el asilo político es una tradición de la historia nacional del siglo 20, aunque con Vicente Fox el “comes y te vas” fue una actitud excluyente que no se olvida.
Ahora, el pripanista Javier Lozano reclama a Ebrard que trabaje para los mexicanos y no para hacerle fiestas a un vulgar dictador. A la información de que Evo llegó a México sano y salvo, Lozano twitteo: “cosa que me vale toneladas de madres”, ¿incluiría la de él? Qué grosero e irrespetuoso, pero así son los conservadores, excluyentes, racistas, aunque no todos.
Igualmente Donald Trump, para quien los siniestros sucesos en Bolivia son calificados como “un momento significativo para la democracia en el Hemisferio Occidental”. En cambio, Roger Waters, músico y activista, le deseó al expresidente que su estancia en México fuera corta y volviera pronto porque Bolivia lo necesita.
Evo Morales, bienvenido a México.
Rosa Esther Beltrán Enríquez
Horizonte ciudadano