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Feliciana, un año de buscar y no tener respuesta
TORREÓN.- “Abuelita, qué te dicen los de los desaparecidos”, le preguntan a cada rato sus nietas a Feliciana Rueda, madre de Rebeca Cortina Rueda, desaparecida el 30 de octubre de 2018. “Vénganse, vamos a que les digan a ustedes”, les responde.
Feliciana no sabe qué decirles y mejor lleva a Cristian de 14 años, Gabriel de 12 y la pequeña Grecia de 2 años a la Fiscalía de Desaparecidos de Coahuila.
“Vengo a que les explique que su abuelita sí viene a preguntar por su mamá, pero que no hay nada”, le echa en cara Feliciana al ministerial que la atiende.
“Estamos en la búsqueda de tu mamá, mija”, le dice el funcionario.
En esa experiencia resume Feliciana un año de búsqueda, desde aquel día en que su hija pareciera que sólo se esfumó. “Ese es el detalle, no saber nada”, dice enojada desde su casa en los límites del municipio de Matamoros y Torreón.
La madre y abuela cuenta que en la Fiscalía de Desaparecidos insisten en mover su caso a San Luis Potosí, pues argumentan que es allá donde se perdió la señal del teléfono. Sin embargo, reclama que investiguen a la pareja que tenía su hija, un exmilitar que según Feliciana la golpeaba.
“Le di una carta al gobernador en junio, donde le señalaba que investigaran a la pareja de Rebeca, lo sigo señalando como responsable. Pero él se la pasa de amparo en amparo”, comenta.
Con asesoría del Colectivo Voz que clama justicia por los desaparecidos, denunció a nivel federal el delito de trata de personas, pues la gente del grupo considera que también podría ser una línea de investigación.
ENFOCARSE EN LAS NIETAS
Gabriel, la nieta de 12 años, creó una página en Facebook para buscar a su madre y hace unos días, relata Feliciana, le llegó un mensaje de un usuario que escribió “dejen de estarme buscando” e inmediatamente bloqueó la página. Tampoco se ha investigado.
Cris, la hija mayor, siente responsabilidad por atender a su hermana menor, quien suele llamarle “mamá Cris”.
En cuanto a la pequeña Grecia, Feliciana lucha por quedarse con la custodia y no se la den al papá, la última pareja de Rebeca.
“Ellas hacen que me levante. Nadie te ayuda, te caes, pero no puedes porque unas niñas creen en ti, confían en ti. Yo he hecho más que sus propios padres”, expone la mujer con los ojos cansados.