El presidente de EU ha confirmado la muerte del líder de ISIS:  “Tenemos pruebas certeras que se trata de él”, ha dicho Donald Trump.

EU se acaba de apuntar otro importante tanto en la lucha contra el terrorismo yihadista, con la muerte esta madrugada, en una operación ejecutada por comandos especiales (Delta Force) del cabecilla de Daesh, Abu Bakr al Baghdadi. 

El terrorista más buscado, uno de los individuos más sanguinarios de las últimas décadas, habría sido abatido en las proximidades de Idlib, en Siria. No había logrado, por lo tanto, huir a Afganistán como ya han logrado algunos de los jefes de la banda yihadista. En la operación se desplegó un equipó altamente entrenado, con la participación de soldados a bordo de casi una decena de helicópteros, que realizaron el ataque directo y aseguraron la zona. Elementos sofisticados, como drones, dieron cobertura tecnológica para que nada fallara.

Baghdadi se habría suicidado en los últimos momentos al hacer explotar un chaleco bomba y causó la muerte de sus dos esposas.

La confirmación de la muerte está pendiente de un análisis de ADN y pruebas biométricas. En su cuenta en twitter, el presidente de EU. Donald Trump escribió un mensaje en el que afirma "Algo muy grande acaba de ocurrir", y en una rueda de prensa ha dicho  “Tenemos pruebas certeras que se trata de él”.

Aunque los detalles de la operación se mantienen en secreto, expertos antiterroristas comentaron a este periódico en su momento que la divulgación de un vídeo por parte de Baghdadi este año habría sido “el principio del fin”.

Los servicios de información comenzaron entonces una investigación, en la que se llegó a determinar el origen de los cojines que rodeaban al terrorista, y obtuvieron pistas fundamentales. No se descarta que disidentes hayan aportado datos, no sólo por la recompensa que se ofrecía, sino por el odio que generaba en las propias filas de la banda.

Tal y como adelantó La Razón, antiguos dirigentes de Daesh, que abandonaron la banda por discrepancias con el “califa” Baghdadi para no ser asesinados por su “policía religiosa”, le acusaban, a través de redes sociales, de no ser más que “un mentiroso” y “utilizar la religión para amparar sus crímenes, que son pecados ante los ojos de Alá”.

Estas personas, según expertos en la materia, lograron huir de Siria e Irak y no ser víctimas de las continuas purgas que mandó ejecutar el citado cabecilla terrorista.

Irak, según las agencias internacionales, afirma que su país ha sido informado de la muerte del jefe del Estado Islámico, sin más detalles. También que ha dado cobertura a la operación. Miembros de las SDF kurdas hablan de una victoria histórica.

(Con información de La Razón)