Lenta justicia invertebrada

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Lenta justicia invertebrada

No es necesario ser perito en derecho, ni conocer las entrañas de la procuración e impartición de justicia para afirmar, de manera categórica, que el sistema de justicia en Coahuila es un ente invertebrado, lento y anquilosado, dicho esto en dos sentidos: uno, que nuestro sistema de justicia no está vertebrado y articulado de una manera funcional y eficiente entre las diferentes instituciones que lo conforman. Y dos, que la burocracia de ese sistema está conformada por entes muy afines a las especies invertebradas inferiores, pero sin taxonomía. Una vergüenza zoológica.

Y para que usted tenga una idea del desastre de justicia que padecemos, basta citar el último reporte de la organización civil “Impunidad Cero” con respecto a los homicidios en Coahuila donde, de cada centenar de muertes dolosas, el 80 por ciento quedan en la impunidad, lo cual significa que de cada 100 asesinos peligrosos, 80 andan libres por las calles de nuestra entidad.

Y el mejor ejemplo de la condición invertebrada de nuestro sistema de justicia lo representa la Auditoría Superior del Estado y la Fiscalía Anticorrupción, entidades que no avanzan con la agilidad necesaria para poder judicializar los cientos de casos pendientes y muchos de ellos en el olvido, que es el primer paso hacia la impunidad.

Y así de invertebrado está todo el Sistema Estatal Anticorrupción (SEA). Un ente conformado por el Comité de Participación Ciudadana con cinco consejeros que no aconsejan nada. Por la Auditoría Superior del Estado que es parte del Congreso local, pero cuyo titular es más poderoso que cualquier simple diputado. Una Fiscalía Anticorrupción dizque autónoma, pero obediente de un poder fáctico. La Secretaría de Fiscalización donde, aseguran, manda la tía Marucha. Un Tribunal Superior de Justicia que supura corrupción (ya “santificaron” a Javier Villarreal Hernández). El Instituto Coahuilense de Acceso a la Información con cinco comisionados dizque ciudadanos. El Tribunal de Justicia Administrativa, también con sus magistrados obedientes al factótum de poder. Todo lo anterior, un ente desarticulado que sólo ha recuperado 800 mil pesos de los miles de millones que los cacos se han robado en el mayor atraco de la historia de Coahuila.

Y qué lástima que el sistema anticorrupción sea tan joven. Pero sus lentos burócratas dan la impresión de no haber respirado aire fresco los últimos 25 años de su vida. Ya rebasaron con mucho su fecha de caducidad. Nos han traicionado a lo gacho.

¿Qué diría de ellos don Jesús Martínez “Palillo” si viviera? Claro que él no se andaría con la tesis orteguiana de la falta de vertebración. En caliente diría que son los verdaderos actores de esa carpa sátira llamada corrupción. Y los llenaría de adjetivos. “Pulpo chupeteador”, llamaría al del caso Ficrea. A las del caso Infonavit, unas sanguijuelas. A los fiscales, miriápodos “cobrones”. A los consejeros, gusanos de carcoma. A todo el SEA; “Cuna de Robos”.

Y el gran “Palillo” cerraría así: “Si a estos móndrigos los mandan a fiscalizar el Sahara, en 15 días habría escasez de arena… ¡Pútridos, perversos, esdrújulos, trinqueteros, parásitos, perniciosos y ladrones, jij…!”.