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Marguerite Yourcenar, primera mujer en ser aceptada en la Academia Francesa
Es la primera mujer en ser aceptada en la Academia Francesa, en 1984, máxima distinción para un ciudadano galo, a pesar de no haber nacido en Francia y de tener nacionalidad estadounidense. Es reconocida por sus obras de carácter histórico, en las que recrea el momento, el espíritu, el lenguaje y hasta la psicología de los personajes con una erudición que ha llamado la atención de especialistas y no expertos. Marguerite Yourcenar (Bruselas, Bélgica, 8 de junio de 1903-Mount Desert Island, Maine, Estados Unidos, 17 de diciembre de 1987) es reconocida sobre todo por sus novelas Memorias de Adriano y Opus Nigrum, sin embargo, es una escritora que abarcó prácticamente todos los géneros literarios, sumando el teatro, la poesía, el cuento, la novela corta y el ensayo.
Desde muy joven da muestras de sus intereses intelectuales, su amor por las culturas que dieron origen a lo que hoy es Occidente, aunque su contacto con las culturas asiáticas permea también en su obra, como igualmente la marcará su conocimiento de las tradiciones y el folclor de la región de los Balcanes. A su inteligencia se debe agregar su incansable interés por los viajes, los cuales pudo realizar incluso desde temprana edad, al lado de su padre, también infatigable viajero, quien se encargaría de su educación hasta la etapa de bachillerato.
Esta combinación de elementos da sustancia a su escritura, en la que hay una marcada mezcla de conocimientos de las civilizaciones antiguas, de la historia y su interés por conocer la pulsión humana. Es lo que el lector encontrará en Memorias de Adriano (1951) y en Opus Nigrum (1968). En la primera a través de una recreación de personajes y momento histórico, a través de un lenguaje de época del emperador romano del siglo II del mismo nombre, quien se caracterizó por impulsar la cultura y mejorar las condiciones de sus ciudadanos, incluidos los esclavos, así como cambios progresistas de la administración pública. Yourcenar, cuyo nombre real es Marguerite Crayencour (apellido del que hizo un anagrama equivocado para su seudónimo) construye esta ficción a través de una supuesta correspondencia entre el mandatario y su sobrino, Marco Aurelio.
Lo resaltable es la recreación casi exacta de la vida en el segundo siglo de nuestra era que le tocó vivir a Adriano, a quien se conoce como uno de los cinco gobernantes buenos, bajo cuyo mando el Imperio Romano alcanzó su mayor extensión territorial y se distinguió por su cultura, predispuesto a la filosofía estoica y epicúrea. A través de esas cartas-memorias que escribe al final de su vida, Adriano lleva a cabo una remembranza en perspectiva de su vida, lo conseguido durante su mandato, lo que espera para el futuro de Roma y sus expectativas personales. En el cuadro histórico que construye la escritora, el emperador aparece como un hombre sabio, brillante y consciente del poder que ha tenido en sus manos. Esta novela le ganará el reconocimiento mundial a la escritora francófona.
Caso similar es su otro trabajo que le dio fama literaria: Opus Nigrum, el cual narra la vida imaginaria del médico y alquimista Zenón. En esta pieza maestra es nuevamente la erudición y sensibilidad de la escritora las que impresionan al lector, no por nada con ella obtuvo el premio Fémina del año de su lanzamiento editorial. A través del personaje central y algunos que le rodean la escritora recrea con fidelidad el momento histórico en el que se desarrolla la novela: el siglo XVI, es decir, el paso, y la tensión que se desata con ello, entre la Edad Media y el Renacimiento.
Algunos especialistas encontraron en Zenón una mezcla de los sabios de la época: Paracelso, Miguel Servet, Campanella y algo de Leonardo da Vinci. El fondo es el combate de ideas de dos formas de ver y actuar ante el mundo, la del presente que se resiste a morir y el cambio que significa las nuevas ideas que retoman el pensamiento clásico, el de la Grecia clásica que da prioridad a la razón sobre las creencias.
En la obra, el sabio Zenón, filósofo, médico y alquimista, es decir quien experimenta y contrasta las ideas con los hechos para llegar a la verdad, es acusado por sus ideas renacentistas de herejía y el mundo todavía prevaleciente, el medioevo, le condena a morir con un método muy propio: la hoguera. Como se ve, en esta pieza de la escritora se puede contrastar una historia, un mundo pesimista, con el positivo que describe en la primera novela. El de las ideas que triunfan con aquel en el cual pierden la batalla.
Marguerite Yourcenar abarca en su obra otros géneros literarios. Su primer trabajo se encuentra en la poesía, cuando contaba apenas con 18 años y publica El Jardín de las Quimeras, un poema dialogado en el que recrea parte de la mitología griega para darles nueva luz en el mundo moderno. Le seguirá en 1922 el libro de poemas Los Dioses No Han Muerto y en 1926 Fuegos, poema en prosa en el que habla del amor absoluto que evoca a través de personajes como Antígona, Fedra o María Magdalena.
Su narrativa corta se encuentra reunida en el libro Cuentos Orientales, aparecida en 1938, mientras que en novela corta escribe El Tiro de Gracia, publicación que aparece un año después. Su primera novela la publica en 1929, Alexis o el Tratado de un Inútil Combate, la cual aborda la carta que le escribe un hombre a su esposa confesándole que no la ama y que prefiere a los hombres. Otra novela de ella es La Nueva Eurídice (1931).
La literatura de Yourcenar se complementa con obras de teatro, que fueron reunidas para ser publicadas en 1971 en dos volúmenes, titulados Teatro I y Teatro II. De su vida se sabe a través de textos como Con los ojos abiertos: Entrevistas con Matthieu Galey (1980) y El Laberinto del Mundo, su obra autobiográfica más ambiciosa que empieza a escribir en 1972 y deja de recurrir a ella en 1987, pero es publicada incompleta en tres tomos después de su muerte.
De la vena ensayística son Mishima o la visión del vacío (1981) y A Beneficio de Inventario (1963). Además, realiza traducciones de una gran variedad, del inglés al francés y viceversa, e incluyen a Las Olas, de Virginia Woolf, en 1937, a Lo que Maisie sabía, de Henry James, en 1947, e incluso algunos cantos espirituales afroamericanos.
Marguerite Yourcenar fue la primera mujer aceptada para ingresar a la Academia Francesa, rigurosa institución de 40 miembros y uno de cuyos requisitos es ser ciudadano/ciudadana francés, y siendo que la escritora durante la Segunda Guerra Mundial adquiere la estadounidense, el presidente galo le concede extraordinariamente la ciudadanía franco-estadounidense en 1984, para que pueda pertenecer a ella. Además, en 1986, el gobierno francés le concede la Legión de Honor. Finalmente muere el 17 de diciembre de 1987 en Estados Unidos.