La ‘tres de tres’ electoral
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La ‘tres de tres’ electoral
De no haber un cambio en el calendario electoral de Coahuila, en el periodo que va de 2020 a 2030 el estado tendrá ocho procesos electorales. Es decir, en ocho –de 11– años se celebrarán comicios, con todo lo que éstos implican. Campañas, cientos de miles de anuncios de radio y televisión (la mayoría de los cuales de hecho nada importante dicen), actos demagógicos por aquí y por allá, guerra sucia en las redes sociales y en otros ámbitos, dinero gastado sin ton ni son (por definición legal la mayor parte procedente del erario) y así una larga letanía de aspectos ligados a los procesos electorales que mucho molestan a los votantes. Al grado de llegar a hartarlos.
Por supuesto, debe haber elecciones y competencia política entre partidos, pero no cada año. Ciertamente no puede haber democracia sin elecciones, pero tampoco es cosa de estar en permanente campaña electoral. Porque un proceso electoral (casi) cada año francamente es mucho. Al final del día, según se suele decir, este ritmo no es bueno para nadie. Acaba por molestar a todos. En particular al principal actor de estos importantes procesos, que es el elector.
En la trascendente reforma constitucional de febrero de 2014, se incorporó a la Carta Magna un par de disposiciones de gran relevancia. Una, que todas las elecciones de los estados, ya sea para ayuntamientos, diputados locales y de gobernador, deben celebrarse precisamente el primer domingo de junio “del año que corresponda”, y terminar así con el caos de fechas que había. Y la segunda, que al menos una de esas tres elecciones estatales ha de ser en la misma fecha de alguna elección federal, que también tienen lugar, cada tres años, el primer domingo de junio.
Si el texto de la Constitución dice que al menos una de las tres elecciones estatales ha de coincidir con una elección federal, en modo alguno la disposición ha de interpretarse en sentido restrictivo. Al contrario, significa que pueden (y deben) ser más. Dos y preferentemente las tres. En la política mexicana, ésta es otra y verdadera “tres de tres”.
Por ello varias entidades (Nuevo León, Guanajuato, Ciudad de México, entre otras) con gran sentido optaron en materia electoral por las “tres de tres”. Es decir, han hecho coincidir sus procesos y jornadas electorales, los tres, con los tres federales, que como sabemos son para diputados, cada tres años, y para senadores y presidente de la República cada seis.
En Coahuila nos hemos quedado, hasta ahora, a nivel de salario mínimo. Es decir, en lo inferior, en lo menor y más bajo, apenas lo suficiente para aparecer como cumplidores de la ley. En este caso de la disposición constitucional en cuanto a mínimos y quedar así “muy satisfechos”. De ninguna manera, sin temores ni titubeos se debe dar el gran paso en esta materia. Entrarle ya a la “tres de tres”.
Y estamos justo en el momento oportuno para llevar a cabo tal cambio, toda vez que éste requiere tiempo para hacer los ajustes pertinentes, ya que no se dan en automático o de un día para el otro. Me explico:
De entrada, cabe decir que como en Coahuila las elecciones de ayuntamientos ya son concurrentes, es decir, se celebran cada tres años en la misma fecha de los comicios federales, los dos procesos que faltan son los de diputados locales y para gobernador.
Ahora bien, como el Congreso del Estado se renueva cada tres años, si la elección de los diputados locales se empata con los comicios federales, significa que cada vez que estos últimos se celebren irán simultáneos los de legisladores estatales. No es el caso de gobernador, que se elige cada seis años.
Para empatar la elección de gobernador de Coahuila con alguna elección federal se tienen dos opciones. O se selecciona la presidencial o se opta por la llamada elección intermedia, que sólo es para diputados federales. Sería un error escoger la primera, por tratarse de una elección más compleja, toda vez que además de diputados federales en esa también se eligen senadores y presidente de la República. Agregarle la de gobernador complica las cosas.
En cambio, la elección federal intermedia es menos complicada, porque sólo es para diputados, además de las dos locales. Así es que si en ésta se incorpora la de gobernador el proceso debe resultar más manejable que si o se opta por la primera alternativa.
El ajuste implica que los próximos diputados locales que se elijan el 7 de junio de 2020, sólo ejerzan el cargo por un año, el 2021, en lugar de tres. Y que el próximo gobernador, que se elegirá en 2023, sólo cubra un mandato de cuatro años, en lugar de seis.
Con relación a la tarea que otros estados hicieron hace tres y cinco años, vamos tarde. Pero ya es tiempo de hacerla. Y por supuesto de empezarla. El primer paso, el de la reforma legislativa, debe quedar concluido el próximo 2 de octubre. Favor de tenerlo presente: 2 de octubre, no se olvide.