Es casi inevitable hacer comparaciones entre una administración u otra, y aunque el actual presidente Andrés Manuel López Obrador niegue ser igual a sus antecesores, en acciones muestra tener cierto parecido a ellos. Este tema es abordado por Ricardo Raphael en un análisis para la revista Proceso, bajo el título de 'Autorreferencia y autocracia: vicios presidenciales'. 

Sobre el primer punto, la autorreferencia, la hace para señalar que él es el 'único' que ha luchado contra la corrupción, "sólo él se ha preocupado por la pobreza, sólo él ha sabido leer e interpretar la historia mexicana, sólo él ha enfrentado a la oligarquía, sólo él se atreve a decir las verdades, sólo él tiene el valor de polemizar, sólo él representa a la democracia, sólo él comprende al pueblo bueno".

Ricardo Raphael, autor del texto, menciona que lo 'enojoso' del tema resulta ser que en el discurso excluye a organizaciones y mexicanos que en el pasado han enfrentado todos los problemas ya mencionados. 

"Es hurto miserable desposeer a las personas de sus propias batallas, anularlas, desaparecerlas, y esto es lo que vuelve mezquino el discurso presidencial", dice. 

En cuanto a la autocracia señala la dificultad con la que se enfrentan secretarios y asesores, un mandato en el que poco se evalúan las consecuencias de las decisiones que se toman desde arriba. 

Cita la reciente descalificación al Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval), al cual acusó de ser un órgano que duplica las tareas que ya tiene el Inegi. 

Sobre las evaluaciones del Coneval plantea: "¿para qué conocerlas si él es su propia referencia, si él tiene sus propios números, si el se ha aproximado a la desigualdad mexicana personalmente?".

Al finalizar el artículo concluye que no hay resultado electoral que pueda "sustituir la responsabilidad del gobernante a la hora de consultar, de explorar, de evaluar, de contrastar, de conocer, de analizar".

Con información de Proceso