La edad y las condiciones de vida no tienen que ser limitantes. En cuatro meses Leonarda Zúñiga Martínez cumplirá 90 años de edad, su energía parece ser la de un joven y su entusiasmo, como el de alguien que nunca ha tenido dificultades en la vida, aunque ese no sea su caso.

Un fuerte abrazo es el recibimiento de Doña Leo para quienes llegan a su humilde casa a “hacerle ruido”, como dice ella, refiriéndose a sus visitas. Hace siete meses que la soledad se hospeda en su vivienda, el fallecimiento de su esposo dejó un vacío que demuestra con lágrimas en cuanto lo recuerda.

Originaria del poblado de Novillos, en el municipio de Mazapil, Zacatecas, son más de 27 años los que Doña Leo ha invertido en competencias de caminata. El Estadio Olímpico de Saltillo es su refugio matutino, aunque para llegar tenga que levantarse entre 4 y 5 de la mañana.

“Me da alegría, porque me siento que le echo ganas. No me gusta estar sin hacer nada. Quiero seguir ejercitando mi fuerza hasta donde me alcance”, explica Doña Leo, al compás de un lejano cantar de sus adorados pájaros enjaulados en el patio.

En el DIF Saltillo Doña Leo ha encontrado fieles amistades, “Me gusta mucho la compañía de mis compañeras. Se siente uno hasta halagado porque lo tratan bien, porque se fijan en uno que ya no es de su edad, pero uno cuenta para la gente”, comenta en la sala, mientras se percibe el olor a comida casera que proviene de su cocina.

“A estas las quiero mucho”, dice Doña Leo mientras se aferra con sus dos manos a un manojo de medallas, que con gran esfuerzo ha conseguido por varios años en los Juegos Nacionales Deportivos y Culturales de las Personas Adultas Mayores.

Por su largo andar en el atlétismo, ha podido ganar unas 200 preseas y se siguen sumando, “Cada medalla es un logro, es un trabajo para mí que puedo hacer y que me gusta hacer. Cada medalla es un esfuerzo que yo le llamo”, comparte mientras comienzan a reflejarse en su melena ya casi blanca de canas, los primeros rayos del sol.

Siete hijos educó Doña Leo, cuatro mujeres y tres hombres. Y ahora son a ellos a quienes Doña Leo les pide permiso para salir de la ciudad a competir, “Sí me dejan ir contentos, para yo irme tranquila, porque si no no se va uno tranquilo. Se va uno con el pendiente de que no lo dejaron ir”, explica al mismo tiempo que acaricia y acomoda en su regazo la ristra de medallas.

Su profesor de educación física es como si fuera otro de sus hijos, Marco Antonio Salazar trabaja en el DIF Saltillo. “Me cuida mucho, lo que tiene de grande el cuerpo, lo tiene de grande el corazón para tratar a las personas mayores”, suelta conmovida Doña Leo.

La fe ha sido su estandarte para poder llevar un estilo de vida tan activo a pesar de la edad, “Creo en Dios, le doy gracias que me da habilidad y energía. Me interesa sentirme bien, que puedo, que todavía no dependo de nadie y que puedo hacer mi quehacer propio”.

Los concursos de tejido también forman parte de la vida de Doña Leo, al grado de que con gran entusiasmo traer rápidamente desde su recámara algunas de sus creaciones para presumirlas a su visita.

Hacer gorditas para vender es una de las maneras en las que Doña Leo solventa los gastos de su casa, tras el fallecimiento de su esposo el recorte de pensión pegó en su economía y reconoce que el dinero es escaso.

“Vamos a tomarnos una fotografía, aquí está mi celular, no le sé, ahí usted búsquele”, nos dice Doña Leo antes de despedirse y, justo antes de partir, comenta, “Todo lo que hace uno en la vida se devuelve. Siempre hay que tenerlo presente”.

EL DATO

27 años lleva Leonarda Zúñiga compitiendo en carreras para Personas Adultas Mayores.