Desaceleración económica… los otros datos

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Desaceleración económica… los otros datos

Recién el pasado viernes, el INEGI dio a conocer la información referente a la Oferta y Demanda Global de Bienes y Servicios, correspondiente al primer semestre del año. Esta información viene siendo el reporte del PIB por el lado del gasto, ya que da cuenta del comportamiento que tuvieron cada uno de los componentes de la demanda agregada (consumo privado, consumo gubernamental, inversión privada y exportaciones), así como de los correspondientes a la oferta agregada (Producto Interno Bruto e importaciones).

Como ya sabíamos, el reporte confirmó el anémico comportamiento del PIB en el primer trimestre, cuyo crecimiento fue del 0.1%. Pero más allá de este dato destacan las cifras de cada uno de los componentes ya mencionados.

En su comparación anual y con cifras desestacionalizadas, debemos resaltar las caídas en las importaciones, consumo de gobierno y formación bruta de capital del orden de 0.4%, 1.3% y 3.2%. A fin de cuentas, en línea con todo lo que está pasando actualmente: tensiones comerciales, austeridad gubernamental y una total incertidumbre del sector privado en relación con el rumbo de la política económica.

Los dos rubros que mostraron comportamiento positivo, aunque con marcada tendencia a la baja fue el consumo privado con un raquítico crecimiento del 0.2% (confirmando lo que viene sucediendo en materia de empleo con las cifras divulgadas previamente por el IMSS), así como el de las exportaciones con una variación al alza del 1%.

Cuando analizamos estas mismas variables pero con cifras originales (antes de desestacionalizar), se observa más palpable la clara tendencia de desaceleración que han venido mostrando tanto el consumo privado, como el sector externo. Variables que durante el sexenio anterior habían venido siendo la joya de la corona de la economía mexicana por su vigorosidad y empuje sobre la actividad económica.

Las exportaciones mostraron tasas de crecimiento durante los últimos tres trimestres del 2018 del orden de 8.3%, 8.5% y 3.9% respectivamente. En este primer trimestre fue de tan solo un 2%. Mismo comportamiento se aprecia en las importaciones con crecimientos de 7.2%, 6.3% y 5.6% en el 2018, y apenas del 1.7% en enero-marzo del 2019.

Esta semana que inicia vienen datos interesantes, como los indicadores de ocupación y empleo correspondientes a mayo, el IGAE del mes de abril, así como las cifras oportunas de la balanza comercial de mercancías durante abril. Todas ellas ayudarán para ir completando el panorama de lo se vislumbra para el resto del año.

Más allá de los “otros datos” que el Gobierno diga que se tengan y se empecine en no querer ver la realidad, todas estas cifras van conformando un muy duro escenario. La misma realidad que muestra una caída espeluznante en puestos de trabajo dados de alta ante el IMSS, la realidad que muestran las calificadoras, con su baja en la nota crediticia, así como las que nos han venido pintando los últimos datos de consumo privado e inversión.

Si a todo esto le sumamos la escasez de gas natural en el sureste del país con todas sus implicaciones en la producción de bines y servicios,  la pregunta ya no sería si estamos en desaceleración o no, sino que tan cerca estaremos de una recesión.

Guillermo E. Garza De La Fuente

Economista y catedrático de la Universidad Autónoma de Coahuila