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‘El mejor regalo: que mis hijos vean’
El mejor regalo del Día de las Madres para Juana Trinidad David Aguilar, es que sus tres hijos tengan una visión al 100 por ciento.
Sebastián, Leonardo y Mateo, de 13, 10 y 3 años de edad, respectivamente, nacieron con una discapacidad visual llamada catarata congénita que conlleva de forma inmediata a la visión corta, un padecimiento hereditario.
Con apoyo de su madre, han aprendido a vivir aún y sin ver claramente, pues ella les ha criado y educado para ser niños independientes.
Sebastián fue el caso más impactante para Juana, pues con su primer hijo sufrió de depresión por ver la discapacidad que sin duda le costaría a su pequeño no poder llevar una vida “normal”.
A los dos meses de nacido, observó en sus ojos manchas blancas y de inmediato solicitó atención médica, ahí se informaron de su enfermedad.
Tan pronto como pudo, pidió opciones para mejorar la calidad de vista de su hijo, el diagnóstico no fue muy alentador, pues le dijeron que no había mucho por hacer, pero luchó y ahora con 13 años de edad, Sebastián es un estudiante con alto grado de conocimiento y reconocido por su desempeño en la Secundaria.
“Sebastián no tenía nada de visión, se quedaba donde yo lo dejaba, no gateó, no caminaba porque no tenía nada de visión, hasta que le operaron empezó a caminar, pero cuando en Monterrey le hicieron la cirugía y cuando lo dieron de alta él corrió y nosotros con un gusto porque ya había visto, había recuperado algo de visión”, contó la mamá.
Después, el mismo padecimiento le fue diagnosticado a Leonardo, pero ahora la situación cambió, la fortaleza que le dio su hijo al luchar por tener su visión y por lograr ser un niño independiente, le orilló a iniciar la lucha por su segundo hijo.
Leo también recibió el mismo procedimiento, actualmente tiene 5 por ciento de visión con el ojo derecho y con el izquierdo ve bien, pero tiene un diagnóstico de visión corta.
“Sí distinguen las imágenes de colores, en sí casi todo, una distancia cerca de 10 centímetros, de ahí en delante se desplazan con mucho cuidado”, relata.
Siete años más tarde, llegó Mateo a su vida, el más pequeño de la familia heredó el mismo padecimiento, ahora a sus tres años de vida, espera una cirugía para poder ver mejor y comenzar a recorrer el mundo junto a sus hermanos y sus padres.
“Yo decía: ‘por qué a mí’, después pensé que si Dios me los mandó era por algo y aquí estoy con ellos. Una ocasión reproché a Dios porque en mi vida nunca hice nada malo, pero me hicieron un comentario de que si me los enviaron a mí, es por que yo puedo sacarlos adelante”, dice decidida.
Los niños van al Centro de Atención Múltiple, también al kínder regular. Sebastián el mayor pone mucho de su empeño y es excelente en la Secundaria; Leonardo “todo entiende, todo sabe”, recientemente participó en el Cabildo infantil de Saltillo en donde fungió como Alcalde”, y Mateo, tiene su vida por delante y en compañía de Juana, su madre, irá viendo su gusto por la escuela, por participar, pero sobre todo por ser un niño feliz.
“A los tres los quiero mucho, los amo, mi esposo y yo estamos contentos. Leonardo participó en el Cabildo Infantil, me hacen sentir orgullosa él y su hermano”, mencionó la madre saltillense.
Exhorto a las madres de familia a que no dejen en abandono a sus hijos, independientemente si tienen alguna discapacidad o no.
“Son como una plantita que se va regando para poder vivir; he tomado muchas terapias psicológicas y si no están con ellos se pueden arrepentir, ellos entienden muy bien y saben más que uno”, dice orgullosa.
Destacó la importancia de brindarles valores en casa, pues eso hace que los niños sean independientes.