Perfiles políticos

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Perfiles políticos

El olfato político merodea el ambiente palaciego y amenaza indagar el territorio perteneciente al Poder Ejecutivo estatal, a sabiendas que desde ahí se puntualizará el camino que esclarecerá los nombres que el próximo año harán frente a los candidatos de los partidos opositores a los del partido en el poder.

Esta será la primera prueba que enfrente el gobernador Riquelme en la que tiene que emplear su materia gris que le dé la facilidad para saber escoger, hay que decirlo, a los contendientes de su partido para ocupar las curules en el Congreso del Estado y obtener la tranquilidad de que sus iniciativas transitarán en aguas mansas para lograr su aprobación.

Si esa decisión se la dejara al presidente de su partido, cuya capacidad para dirigirlo es artificial, huera, y que no siguiera la costumbre –por no decir la imposición– de que el Gobernador es el que decide quien deberá contender por los puestos de alcaldes, diputados locales, federales y su propio sustituto, sería un galimatías, pues el dirigente del partido no ha mostrado tener una madurez política y una perspicacia para diferenciar los juegos de poder, que situaría en un mal equilibrio a los candidatos que él propusiera y los haría perder en mayor cantidad que los que jugaron en la anterior ocasión.

Para enlistar a los posibles corredores con un mayor margen de triunfo se necesita primero reforzar la unidad partidista a fin de fortalecer la calidad de los escogidos, los cuales deberán ser aceptados primero por los miembros del instituto político, que luego los propondrá al electorado para convencerlos con el fin de que sean aceptados considerando sus aptitudes, que además sean recipiendarios de conocimientos académicos, una honradez sin mancha y una independencia real que dé prueba de una sana distancia con los poderes políticos y fácticos, sobre todo estos últimos, ya que reúnen una fuerza que podrían cambiar las rutas de beneficio social.

El presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), para que él pueda escoger a los candidatos para las contiendas que se avecinan, debe tener autoridad formal, es decir, poseer poder dentro de su institución, no la que le fue endosada por quien lo puso ahí, pues en este caso el poder es de quien lo designó, y no hablo del Consejo Político; lo que quiere decir es que, para la selección de los elegidos a un cargo popular, la decisión no provendrá del dirigente del partido sino de quien lo distinguió poniéndolo al frente, por lo que se convierte sólo en un instrumento del que se vale el mandamás y que sólo lo efectúa en su papel de cumplidor de lo que le ordenan.

El puesto de presidente del PRI estatal es inalienable, es decir, no lo puede ceder y si lo hace es para obtener una recompensa, lo que le da derecho a tener acceso a una candidatura, como por ejemplo, la presidencia municipal de Torreón o una diputación. Porque permitir que dirijan las operaciones cuando eres dirigente no es gratis, no es creíble.

Lo que tiene que hacer la dirigencia estatal del partido es evitar a toda costa un clima de antagonismos dentro de sus filas, pues hoy en día existen militantes que se sienten con derecho a ser escogidos para alguna candidatura, y que de lo contario podrían crear un clima que desemboque en riñas fratricidas que incidan con mayor fuerza en el deterioro que sufre el partido del que ya de por sí tiene.

El PRI ya no vive los tiempos en que hacía gala del corporativismo y amenazaba a los empleados del sector gubernamental para que votaran por los seleccionados o trabajaran con apoyos económicos para que realizaran tareas en fechas de elecciones, o a utilizar métodos antidemocráticos de manera que triunfaran sus candidatos.

La ideología de sus ideas fundamentales es la que debe prevalecer cumpliéndose estrictamente, pues sólo se transforma en frases que el partido no ha puesto en práctica en su rigurosa dimensión, pues no sólo ha hecho a un lado los postulados partidistas sino que ha caminado según las conveniencias de las autoridades emanadas de ese instituto político en su etapa como asentados en los órganos de poder.

De seguir de esa forma contribuirán a rematar a su partido, ya casi desaparecido.

Se lo digo EN SERIO.