Omnia Licita: Bill Alexander, el maestro de Bob Ross
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Omnia Licita: Bill Alexander, el maestro de Bob Ross
Dicen que el buen alumno supera al maestro y existen muchos ejemplos en cualquier disciplina de artistas que hicieron aún más sobre los pasos de sus mentores de lo que estos fueron capaces, pero el caso de Bob Ross y Bill Alexander es uno muy especial, pues aunque el pintor del afro pelirrojo es sin duda más popular, a nivel técnico y temático no llegó siquiera a alcanzarlo.
A pesar de que con su programa “El placer de pintar” Ross llegó a una audiencia internacional él no fue el primero, no sólo en utilizar la técnica alla prima de pintura, sino que ni siquiera fue pionero en este tipo de formatos televisivos. Ese mérito se lo debemos a su mentor.
William Alexander fue un pintor alemán, nacido en Prusia del Este, reclutado por la Wermacht y capturado por soldados aliados durante la Segunda Guerra Mundial sobre quienes pintó retratos, práctica que eventualmente lo llevó a los Estados Unidos, donde vivió un tiempo como refugiado y desarrolló sus habilidad como profesional de la pintura.
De 1974 a 1982, Bill Alexander condujo el programa “La magia de la pintura al óleo” (“The Magic of Oil Painting” en inglés) donde, en un formato que le conocemos a Bob pero que fue acuñado aquí, en cada episodio realizaba paso por paso una obra con la técnica “mojado sobre mojado” (wet on wet o alla prima) en menos de media hora y con bastante detalle para el tiempo dedicado, todo esto grabado en un estudio de fondo negro donde sólo se encontraban él, sus pinturas y su caballete.
Los poco más de 100 episodios de esta serie no se comparan en cantidad ni en alcance a los 403 del show de Ross, que en algunas latitudes hasta se lo puede encontrar en Netflix y Youtube, pero el contenido es donde la comparación comienza a favorecer al maestro.
La semana pasada destaqué que el valor de Bob Ross está en sus intenciones de hacer de la práctica artística algo cercano a las personas, una experiencia en la que cualquiera puede incursionar, pero ha sido mencionado por muchos más que a nivel individual su obra se quedó corta en muchos aspectos.
Este no es el caso de Alexander, pues mientras su alumno dedicó cada episodio a elaborar paisajes similares en más de tres cuartos de sus programas, con escenas de bosques coronados por montañas nevadas y con algún río o lago a sus pies —una repetición válida para el aprendizaje de la técnica mas no así para el ejercicio más disciplinado y profesional de la misma—, él exploró temas mucho más variados.
No sólo entre los paisajes hay más opciones —oferta que es necesaria también en la instrucción artística y de la que Bob carecía— con composiciones diferentes y más únicas, entre los típicos picos nevados, pero adentrándose de igual forma y sin temor en medio del mar, con olas violentas, o entre praderas floreadas, en fin, escenas mucho más dinámicas y vivas, y hasta llevando a la práctica el género del bodegón, con paletas de color mucho más ricas y estudios de la luz más profundos.
Aunado a lo anterior Alexander incluyó en algunas de sus obras pequeñas figuras humanas, habitantes de sus mundos, indicadas por apenas unos trazos con la pintura, elemento que Ross confesaba que no dominaba y llegó incluso a invitar a otro pintor a su programa cuando quiso darle a su audiencia una pizca del género del retrato porque sabía que él no podía otorgarles esos conocimientos —lo cual reitera su intención de ser un facilitador más que un maestro de la técnica—.
Sin embargo, la diferencia más significativa radica en sus personalidades. Mientras que uno se ha ganado la fama de que con su voz ha ayudado a mucha gente a conciliar el sueño, la enérgica manera en que Bill conducía su programa lo coloca en el extremo opuesto del espectro.
Si bien la masiva popularidad de Ross distanció a ambos ante la envidia de su mentor, en la actualidad bien puede haber cabida para ambos, ahora en especial que los dos programas se pueden encontrar fácilmente en Youtube, y aunque a final de cuentas sus intenciones eran similares, basta con ver un par de programas del simpático alemán para darse cuenta de que su maestría es superior.
Esto no quiere decir que su manejo sobre la técnica sea perfecto. Pero de eso ya hablaremos después.