PAN de trigo y PAN de cizaña

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PAN de trigo y PAN de cizaña

El pan hecho de trigo limpio es tan bueno como una bendición. Tanto así, que a su paso por Capernaúm el Cristo lo tomó para hacer una analogía de su plan de redención: “Yo soy el pan de vida, el que viene a mí no tendrá hambre jamás”. Pero he aquí que también existe un pan de grano corrompido, un pan hecho de trigo contaminado con cizaña, una gramínea parecida al trigo cuya semilla es nociva, por eso mismo la cizaña es conocida como “falso trigo” o “borrachuela”, cuyo grano hace tóxico al pan.

¿Cómo apartar el trigo de la cizaña? Cristo hizo de esta cuestión una parábola y el panista José Ángel Conchello se valió de ella para escribir “El Trigo y la Cizaña” (1980) tras su derrota electoral en Nuevo León contra Alfonso Martínez Domínguez y donde, por supuesto, el trigo bueno era el panismo limpio de esa época y la cizaña era el PRI de Gustavo Carvajal y del “Diablo” de las Fuentes. No le digo más.

Conchello tiene aciertos en su libro de denuncia, pero luego hace profecías políticas donde se equivoca. No exagera cuando habla del PRI hegemónico y de una oposición panista ejemplar. Se equivoca cuando hace la prospectiva de que en el 2001, según él, llegaría un presidente estatista del PRI a nacionalizar la industria refresquera, y ya vimos que llegó Vicente Fox, un exgerente de la Coca Cola, farsante y hocicón.

Conchello, que siempre se opuso a la cooperación del PAN con Carlos Salinas de Gortari, también se equivocó al pensar que los panistas serían siempre el trigo limpio y el PRI la cizaña de los trigales.

Y es que a partir de las “concertacesiones” la cizaña invadió los trigales panistas dando pie a una degeneración perversa de las convicciones políticas, la misma que describe el adagio latino corruptio optimi pessima; la corrupción de los mejores es la peor.

“El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla. Pero mientras dormía vino su enemigo y sembró cizaña junto al trigo. Y cuando el trigo salió, también brotó la cizaña. Entonces vinieron los siervos y preguntaron: Señor, ¿no sembraste buena semilla? ¿cómo pues creció cizaña?. El hombre contestó: un enemigo vino de noche y la sembró” (Mateo 13:24-28).

A nivel nacional ya sabemos quién plantó la semilla de cizaña en los trigales del PAN: Carlos Salinas, Luis H. Álvarez y Diego Fernández, entre otros.

A nivel Coahuila habrá que ver quién sembró cizaña en el secano panista. Porque aquí también hubo una digna oposición panista víctima de la represión. Lo dice Calderón Vega en sus “Memorias del PAN”, que el 11 de enero de 1940, el mitin de Gómez Morín en el teatro Obrero fue disuelto a balazos.

Pero a partir de Rosendo Villarreal alguien sembró cizaña en el PAN ¿Quién traicionó a Abraham Cepeda, a Salomón Abedrop y al “Diablito” de las Fuentes apoyando al PAN? ¿Ya se vendió Guillermo Anaya? ¿Quién pretende imponer al grupo de Anaya en el PAN estatal?

En la antigüedad las leyes romanas castigaban la siembra de cizaña en los trigales ajenos. Aquí debió prohibirse también. No hubiera germinado el “PRIAN”, ejemplo clásico en que una revolución y una reacción se vuelven equivalentes. Cierto es que hay un PAN tóxico en Coahuila.