Los caprichos de algunos políticos que han militado durante años en el partido en el poder, imponen su influencia basada en que son seguidos por militantes de manera que los impulsen a puestos importantes dentro de la estructura de mando en áreas gubernamentales. 

En los pasillos palaciegos, desventuradamente todavía se perciben olores a regímenes pasados en que la discrecionalidad era la que decidía, dejando de lado las prioridades que reclamaban la sociedad, y sobre todo las urgencias que la población demandaba como premura.

Esos tiempos eran marcados como periodos cuyo denuesto era impulsado por funcionarios abyectos que cumplían con las instrucciones del jefe, que se quedaron como una marca adosada a los engranajes del gobierno.

Por fortuna esos periodos se han ido frenando, y hoy en día se están higienizando los sistemas que habían sido manchados por una corrupción que les brindó la seguridad de vivir en la opulencia, gracias a los dineros provenientes que la sociedad les aportó vía impuestos y que en forma impúdica se apropiaron de ellos.

Los tiempos contaminados deben ser desechados e impulsar nuevos vientos de renovación, limpios, que sean innovadores de pulcritud y avalados por funcionarios probos que desdeñen las prácticas deshonestas, y convencer a los empleados del pasado que ahora es otra época donde campea la honestidad.

Esas son las aspiraciones de una población que se vio dañada por seres luciferinos que siguen viviendo sin preocupación gracias al dinero sustraído.

Estamos iniciando el segundo año de la actual administración pública estatal, imprimámosle talento para seguir adelante trabajando denodadamente, a pesar de la disminución en las participaciones que la federación nos propinó. Pongamos productividad en nuestras acciones. 

Se los digo EN SERIO.

franciscoaguirreperales@gmail.com / @aguirreperalesf