El sentido de las cosas y el de las palabras

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El sentido de las cosas y el de las palabras

Ilustración: Vanguardia/Esmirna Barrera

Tenemos tanto interés en que nuestra patria progrese que por lo mismo siempre estamos pendientes de las cuestiones que implican el beneficio de las mayorías o su contrario, y de las acciones que perjudican gravemente a los compatriotas. No hemos vivido en el caos porque no lo fue, sino en el peor de los mundos posibles, puesto que no importa qué hiciéramos, de cualquier manera no podíamos cambiar el rumbo ni tampoco influir en lo que debería ser y no era. Dije que no vivíamos en el caos porque éste implica un desorden total, la pérdida de lógica, de rumbo y demás. Los que han estado al mando los últimos 18 años han estado conduciendo a México sin prisas, pero con constancia hacia el despeñadero.

En estos días es raro encontrar a una persona que no se queje de la falta de gasolina. Y tienen razón porque la gasolina hace honor a su nombre: asegura la marcha del País. Me llama demasiado la atención que la mayor parte de los quejumbrosos, que yo recuerde, nunca se sintieron ofendidos por el robo de combustibles generado desde el poder: de Vicente Fox a Felipe Calderón y de éste a Enrique Peña Nieto. Si como dicen, sólo en el último sexenio robaron la cantidad de 60 mil millones de pesos, ¿qué cara tendremos para estar molestos?, y ¡qué cinismo el de los diputados y senadores que se atreven a criticar! Sencillamente es insólito.

Miguel Ángel Mancera dijo que se había acumulado gasolina robada y estaban vendiéndola a precios muy alzados. Si tiene los datos, ¿por qué no los presenta a la Procuraduría? Significa que miente o que está en el ajo (o que estuvo). Dígase lo mismo de la cólera priista. Nadie recuerda que se hayan enfurecido cuando tenían el poder, porque usaron esos recursos para ganar elecciones. Ahora sabemos que es difícil robar un gasoducto por la alta velocidad a la que pasa la gasolina y la enorme presión. Pero si te ayuda un técnico de Pemex, si te avisan cuándo viene diésel o cuándo gasolina, tú preparas todo, incluyendo las pipas para ordeñar el ducto. Sin la empresa, sin los políticos, sin el sindicato, sin los delincuentes y sin los banqueros sería imposible haber robado esos miles de millones ante la tranquila mirada de Peña Nieto, Osorio Chong y Romero Deschamps. El hecho de no haberse dado cuenta y puesto un remedio los hace culpables. De ahí que no se pueda aprobar la decisión de Andrés Manuel López Obrador en el sentido de perdonar a los criminales y hacerse cargo de la ética de los suyos (cosa que no pertenece al pasado criminal sino al futuro de su equipo; y sabemos que el futuro no existe: tenemos pasado y presente). Eso no checa ni a la lógica ni al derecho, menos a la justicia.

Otro caso parecido es el referente al proyecto (aprobado de antemano) de crear un cuerpo militar que supere y suprima a las demás fuerzas policiacas. Yo, en lo particular, estoy contra la militarización del País, en primer lugar porque ya vimos que no sirvió de mucho su presencia dominante: ellos estaban en Piedras Negras mientras los Zetas usaban la cárcel para torturar, asesinar y deshacerse de los cuerpos. Estaban en Allende cuando la masacre. Estaban en Torreón cuando eran sus dueños los delincuentes. Pero, bien visto, tampoco se podría confiar en la policía. Fuerza Coahuila es un ente paramilitar sin responsabilidad de nada: son autónomos en todo lo que eso implica.

¿Qué significa el huachicol? En primer término, el robo de combustible; en segundo, la ausencia del Estado mexicano (a no ser que se considere que los huachicoleros son parte del gobierno, lo cual es posible.) Vea usted cómo los mexicanos hemos creado una nueva palabra que la Real Academia deberá insertar en la próxima edición de su diccionario.

El significado de los hechos no ha producido políticas serias sino palabras. El gran dirigente de los empresarios, Gustavo de Hoyos, amenazó al Gobierno por la falta de gasolina, ¿alguna vez se le escuchó criticar a Peña Nieto, al PRI, a Romero por el huachicol? No lo sé, no lo recuerdo

Si las palabras pierden su sentido estamos en el infierno. Los hechos ya perdieron el suyo. Nada nos incomoda mientras sea algo fuera de nosotros, pero si debo gastar tiempo en buscar una gasolinera entonces me ofusco.

¡Esa es coherencia; no fregaderas!