La papa se convierte en una “bomba de almidón”, al ser pelada, cortada, frita en aceite, salada o mezclada en aceite, ya que pierde los nutrientes que contiene en su piel.

Sin embargo, esto empeora si comemos este alimento más de una vez a la semana. En el estudio de Harvard se ha descubierto que el consumo frecuente de papas fritas no sólo está relacionado con obesidad, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes, sino también con un mayor riesgo de mortalidad en comparación con las personas que comen este tubérculo sin freír.

Por esta razón, el investigador recomienda comer una cuarta parte de una ración ordinaria acompañada de algunos alimentos más saludables. “Creo que sería bueno si la comida viniera con una ensalada y seis papas fritas”.

Con información de medios