Pedro Pantoja: 50 años de lucha
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Pedro Pantoja: 50 años de lucha
Nos conocimos a la edad de 14 años y somos amigos desde entonces. Hemos andado en no pocos lugares y nos hemos dejado de ver por años, pero la amistad siguió siendo constante. Precisamente porque lo conozco puedo exponer aquí datos que quizás nadie o muy pocos conozcan, de ahí que no mencione, por falta de espacio, lo que todos saben de él.
Pedro Pantoja nació en San Pedro del Gallo, Durango. Muy pequeño salió con su familia hacia Parras a causa de problemas económicos, por tanto, es hijo de migrantes.
El doctor Enrique Graue Wiechers, rector de la UNAM, le entregó hace unos días el Reconocimiento Alfonso García Robles, por su apoyo a la causa de los migrantes. (García Robles: primer mexicano en haber recibido un Premio Nobel.) Y no es ese el primero que se le otorga porque antes recibió el Premio Internacional de Derechos Humanos en Washington y el Premio Col Lectiu en Barcelona, además de otros reconocimientos locales.
En el boletín que publicó la UNAM hay varios errores, por ejemplo, se dice que pertenece a la Compañía de Jesús (jesuitas): se equivocan, es un sacerdote diocesano que se formó en el Seminario Diocesano de Saltillo en el que había excelentes maestros: en el quinto año de estudios los alumnos hablaban buen latín y podían traducir textos griegos tanto clásicos como neotestamentarios. También poseían un francés suficiente como para leer y comunicarse. Se leía bastante literatura, tanto española como francesa, pero la rusa era la más gustada. Evidentemente, se leía a los clásicos latinos, en especial a Cicerón y Tito Livio.
De Saltillo fue enviado al Seminario de Montezuma, en Nuevo México, donde estuvo tres años estudiando filosofía. Que yo recuerde, ahí encabezó su primera rebelión. En Montezuma había seminaristas de casi todas las diócesis mexicanas y los maestros eran jesuitas. Eran buenos, pero enseñaban una filosofía medieval totalmente alejada de los problemas mundiales. Pedro, con otros seminaristas, todos norteños (Durango, Ciudad Juárez, Mexicali, Tampico…) promovió una insubordinación contra ese tipo de enseñanza totalmente ajena a las contradicciones que enfrentaba México. El pleito creció tanto que se cerró ese seminario. Y, cosa curiosa, el obispo de Saltillo, don Luis Guízar Barragán, en vez de reprimir o expulsar a Pedro lo recibió comprensivamente y lo envió, junto con los demás seminaristas, a que terminara sus estudios teológicos en el Seminario Conciliar (Ciudad de México) donde encontró que los maestros eran aún peores que los jesuitas. De nuevo protestó y fue expulsado. Una vez más don Luis Guízar los apoyó y les dio la libertad de vivir en una casa y seguir los cursos. Por supuesto que los curas chilangos estaban por reventar.
Terminó cuatro años de Teología y antes de ordenarse fue a Sudamérica a trabajar en comunidades cristianas comprometidas. Trabajó de la mano del famoso obispo Proaño, con Paulo Freire, con Gustavo Gutiérrez, creador de la Teología de la Liberación y, curiosamente, apoyando a un joven líder obrero a quien luego se conocería como Luiz Inácio Lula da Silva.
Pedro regresó a Saltillo donde estudió Psicología en la Universidad Autónoma de Coahuila. Luego hizo una maestría en Sociología en la UNAM y de ahí una especialización en Ciencias Sociales en la Universidad de Nanterre (París), siguiendo un seminario de Michel Foucault.
Mientras estuvo en Saltillo apoyó la huelga Cinsa-Cifunsa por cuya causa los empresarios exigieron al obispo que lo expulsara de la ciudad, cosa en la que éste hubo de ceder. Lo envió a Barroterán, donde inició una organización de las familias de mineros para enfrentar su difícil existencia. Lo pasaron a Nueva Rosita, donde fue apedreado por los feligreses (otro sacerdote movió al “Pueblo de Dios” para ello). Fue a Monclova donde sigue siendo muy querido y de ahí a Acuña, donde creó el primer albergue para migrantes mexicanos expulsados de los Estados Unidos y posteriormente para los centroamericanos. A su regreso a Saltillo inició trabajos en favor de los migrantes y una lucha tenaz, muy desconocida, en favor de los derechos humanos. De hecho, él introdujo en Washington y luego en La Haya un largo expediente en el que se relata un sinnúmero de crímenes de funcionarios de gobiernos de Coahuila y de la federación. ¿Qué depararán esas acusaciones?