Las alcaldesas y el río

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Las alcaldesas y el río

 

El jueves 15 de noviembre viví una experiencia alentadora; fui testigo de que tres alcaldesas confluyeran en la Ecoaldea Ixixtlán, en Atlixco, Puebla, proyecto de la ambientalista Beleni Alonso, para conocerse más allá de sus cargos públicos. En el marco del paseo y la conversación, Claudia Rivera, presidenta municipal de la Ciudad de Puebla; Anabell Ávalos, presidenta municipal de la ciudad de Tlaxcala y luego Gardenia Hernández, presidenta municipal del Pueblo Mágico de Tlaxco fueron interactuando de manera transparente sobre temas delicados de índole social y medio ambiental.

La experiencia y sencillez de Anabell Ávalos fue aleccionadora, de mujer a mujer deseó a Claudia Rivera éxito en su gestión y es que la tlaxcalteca ha luchado mucho en la política, en un mundo de hombres. Ávalos Zempoalteca fue la primera mujer que hubo al frente de la Secretaría General del Gobierno del Estado de Tlaxcala y la primera mujer que presidió el Congreso de dicha entidad federativa.

Claudia Rivera es una mujer de 35 años que compartió, a la alcaldesa de Tlaxcala y a mi persona, sus orígenes familiares y universitarios. Estuvo de acuerdo con su homóloga en las dificultades que una mujer debe sortear en la política subrayando que al ser una mujer soltera está demostrando que los cartabones sobre las características de los gobernantes están equivocados. Habló de que uno de sus funcionarios de primer nivel es invidente y que eso no es obstáculo para su buen desempeño.

El lema del Ayuntamiento que preside Rivera, es “Ciudad incluyente”, y realmente me gustó escucharla en corto hablando de que su gobierno se centra en la gente.

Las alcaldesas de dos capitales que ya están conurbadas, y que por ello deben estar conectadas desde la mirada del desarrollo humano y urbano, tuvieron muchas coincidencias.

Un tema que abordaron fue el de la trata de blancas que afecta a mujeres adolescentes de su territorio y que son ofrecidas en los mercados sexuales de Estados Unidos. La inseguridad y la movilidad urbana fueron otros de los temas de conversación.

Muchos tlaxcaltecas se trasladan diariamente a Puebla a trabajar o a estudiar y las vías de comunicación entre las ciudades deben ser mejor planeadas desde una visión compartida.

Pero el tema más trascendente porque rebasa los actuales trienios de gestión municipal, y los sexenios estatal y federal, fue el del saneamiento de la cuenca alta del Río Balsas.

Aguas arriba, el Río Zahuapan es una cloaca aunque nace con aguas claras en Tlaxco, se va contaminando desde allí hasta que se recargan estas aguas al Río Atoyac y llegan a la presa Valsequillo en torno a la cual hay unidades agrícolas que riegan hortalizas con estas aguas negras, hortalizas que luego son consumidas por poblanos y tlaxcaltecas.

En Puebla hay movimientos encabezados por organizaciones de la sociedad civil, como “Dale la cara al Atoyac” y “Ríos Vivos”, en los que hay verdaderos héroes ciudadanos que buscan sanear el Río Atoyac pero esta acción será imposible si no hay un plan de manejo de cuenca, y para ello se requiere de una financiación y del compromiso de todos los actores sociales, actores político y entes económicos de los municipios tlaxcaltecas y poblanos por los que atraviesa el río. Existe el Centro Municipal Vive Atoyac (Cemuva) que es un sitio en el que formalmente se busca atender la problemática del Río Atoyac, pero no es suficiente.

Ahora que las alcaldesas acordaron firmar un convenio para el saneamiento de la cuenca alta que comparten y que para ello convocarán a otros munícipes, adquiere otra dimensión la posibilidad de que se inicien los trabajos hacia el objetivo de que los ríos vuelvan a la vida.