Amigos y vecinos ayudan a don Nachito de 93 años a reconstruir su casa devastada por la lluvia en Coahuila
Texto: MARCELINO DUÉÑEZ
Video: ELÍ VÁZQUEZ
Las lluvias de junio dejaron en la calle a don Nachito, las autoridades lo ignoraron, pero el esfuerzo y entusiasmo de amigos y vecinos le dio un mejor lugar para vivir.
El 25 de junio una corriente de agua que bajó del Fraccionamiento San Lorenzo derrumbó los cuartos de adobe que habían dado abrigo a don José Ignacio Guillermo Rodríguez y a su familia durante 40 años.
Los vecinos ya sabían que la casa de don Nachito se inundaba con la lluvia, el día de la tragedia, María Helena Ruvalcaba Medina, su vecina, regresaba del trabajo cuando la lluvia arreció. Pensando en el peligro que podían correr Guillermo Rodríguez a sus 93 años y su hermano, apresuró el paso.
Cuando llegó al 1445 de la Calle Salazar Nachito ya se encontraba en la entrada de su casa, lleno de lodo, pero a salvo gracias a Manuel Franco Magallanes, otro de sus vecinos.
“Como se empezó a juntar el agua, hizo presa hasta que rompió y aventó todo, no había otra escapatoria. No podía uno ya seguir ahí, tuvimos que salirnos, era mucha agua”, platicó Guillermo Rodríguez.
Las puertas de la casa de María Helena se abrieron de par en par para su vecino, ahí le ofrecieron ropa seca, comida y un lugar para dormir.
Cuando la furia del agua cesó, el carpintero de oficio se dio cuenta que sus cosas, las que no se llevó la corriente, terminaron sepultadas en el lodo. Medios de comunicación y funcionarios públicos llegaron, y le sobraron promesas.
“(Don Nacho) es parte de la familia y él ya se siente parte de la familia, aquí somos una comunidad y nos hemos respaldado como una familia, yo estoy muy a gusto con su presencia”, dijo emocionada María Helena Ruvalcaba.
El tiempo pasaba y aunque María Helena siempre disfrutó de la compañía de don Nachito, la preocupación por darle un espacio propio y ayudarle a que recuperara su vida normal puso en acción las buenas intenciones de las personas que ya lo procuraban.
NI IGLESIA, NI GOBIERNO
La iglesia y las autoridades fueron los primeros lugares en donde los vecinos empezaron a buscar apoyos, pero fue la sociedad quien respondió poco a poco. Entre comida, ropa y algunas donaciones en efectivo, los cimientos para la nueva vida de Guillermo empezaron a enraizarse.
“Entre las mismas personas tuvieron un acuerdo de que ya no se hiciera otra vez el cuartito allá arriba, por que quedaba otra vez expuesto a que me lleve el agua, muchas personas daban una cosa, dinero, material y fue de la forma que se fue construyendo”, dijo el originario del ejido La India, Coahuila.
Cuando los apoyos empezaron a bajar y el apoyo municipal seguía sin aparecer, doña Vicky Flores decidió tomar el asunto en sus manos.
Utilizando una carta que resumía todo lo ocurrido, ella empezó a tocar todas las puertas posibles de los alrededores. Poco a poco, con aportaciones desde diez pesos, la nueva casa de don Guillermo empezó a tomar forma.
“Al ver como estaba la situación nos empezamos a mover, estábamos tan pobres, tan pobres, que la señora María Helena me dijo: si un peso le dan, un peso que coje”, comentó entre risas doña Vicky Flores.
Entre María Helena, Doña Vicky y el ingeniero Manuel Franco empezaron a pedir ayuda a quienes pudieran. La solicitud no solo era económica, sino podían ayudar de esta manera materiales, mano de obra y cualquier cosa que les pudiera ayudar a continuar el proyecto era bien recibido.
Aunque gran parte del apoyo vino de los vecinos de don Nacho, de quienes viven en la colonia Huertas de San Lorenzo y de los asistentes a la iglesia de San José, la ayuda llegó de toda la ciudad, de desconocidos, de ciudadanos con el único de interés de ayudar a uno de los suyos a pesar del desaire institucional. Una de ellas fue Laura Pérez, ella reconoció al desamparado luego de haberlo visto en televisión, le ofreció su casa, pero cuando supo que ya tenía donde vivir temporalmente, se ofreció a ayudar en la construcción. Durante su descanso y en compañía de su familia, Laura ayudó a remover los escombros con sus propias manos.
“Aquí sudamos la gota gorda, les comenté que yo hasta bajé de peso, yo estoy jubilado y ya no estoy para estos menesteres, pero tengo un compromiso moral con el señor”, platicó Manuel Franco Magallanes.
Y ENTONCES SE HIZO LA CASA
A tres meses de la tragedia y principalmente gracias a la ayuda de Rodolfo Cárdenas Villa (materiales y vitro piso), del Ingeniero Alejandro Narro (vaciado de loza), de Jesús Martínez Pérez (insumos de la ferretería 15 de abril), de Félix Ávila (electricista), de Don Heriberto (plomería), y de Margarito Granados (madera para cimbra), la construcción ya está en pie.
“Estoy muy agradecido, unos de una forma, otros de otra, pero todos cooperaron, estoy muy agradecido, muy bien ayudado. No me han dejado, así la he pasado, simplemente la señora (María Helena) que me recibió ahí en su casa, ya tenemos cuatro meses y ella se encarga de todo”, declaró emocionado
el carpintero.
¿QUÉ FALTA?
Aún puedes ayudar
Cemento.
Blocks
Una reja
Muebles
Electrodomésticos.
EL DATO
> Don Nachito paga por su cuenta el Seguro Social, ya que nunca fue afiliado y actualmente requiere de atención constante para paliar sus problemas con la próstata.
> El único apoyo municipal que recibió el proyecto constó de 200 blocks, cinco bultos de cemento y una cubeta de pintura.