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Esta es la carta en contra del racismo que Stan Lee hizo viral
Fue hace 50 años, el tema no era cualquier cosa y tomar una postura crítica significaba veto y a veces hasta la animadversión de amigos, familia y fans, pero Stan Lee tomó los riesgos e hizo un llamado para a terminar con el racismo y hoy a unos días de su sensible fallecimiento se ha convertido viral en redes sociales.
Fue en el año de 1968 cuando el padre de los superhéroes escribió en una columna que la ignorancia y el racismo estaba entre "las más letales plagas sociales del mundo actual". Y lo hizo utilizando su poder y carisma para exhibir a los racistas como los "insidiosos demonios que realmente son".
Esta carta la retomó Lee y la tuiteó su columna en 2017, después de la violenta protesta de neonazis nacionalistas en Charlottesville, Virginia, que terminó con el asesinato de una mujer que protestaba contra el racismo.
Aquí les dejamos la columna integral:
"Pongámonos del lado correcto. El fanatismo y el racismo están entre las más letales plagas sociales del mundo actual. Pero, a diferencia de los súpervillanos, no pueden ser detenidos con un golpe en la nariz o un rayo láser, la única forma de destruirlos es exhibirlos como los insidiosos que realmente son. Su ignorancia es un odio irracional —uno que odia ciegamente, fanáticamente, indiscriminadamente. Si su odio es contra los hombres negros, entonces odia a TODOS los hombres negros. Si un pelirrojo lo ofende, odia a TODOS los pelirrojos. Si un extranjero es mejor que él en un trabajo, el odia a TODOS los extranjeros. El racista odia a personas que nunca ha visto —gente que nunca ha conocido—con igual intensidad e igual veneno.
Ahora, no estamos diciendo que es poco razonable que un ser humano se sienta molesto con otro. Aunque todos tenemos el derecho de que nos desagrade un individuo, es totalmente irracional, evidentemente demente condenar a toda una raza, despreciar a una nación entera o maldecir a una religión por completo. Tarde o temprano, debemos aprender a juzgar a las personas por sus propios méritos. Tarde o temprano, si el hombre quiere ser merecedor de su destino, tenemos que llenar nuestros corazones con aceptación. Entonces, y solo entonces, seremos realmente merecedores del concepto de que el hombre ha sido creado a semejanza de Dios —un Dios que nos llama a todos sus hijos.
Paz y justicia, Stan".