Niños migrantes: ‘jugar’ a huir

Semanario cuenta las historias de menores que han sido víctimas de desplazamientos forzosos. Narran que en México son recibidos como delincuentes, cuando su único crimen es soñar con estar a salvo
Fotos y Video: Héctor García, Estefan Baltezán, Lindsey Portillo, Cuartoscuro y Agencia AP

Por: Armando Ríos 
Edición: Quetzali García
Fotos y Video: Héctor García, Estefan Baltezán, Lindsey Portillo y Agencia AP
Diseño: Édgar de la Garza

 

Katherin tiene ocho años, es hondureña y huye de su país. Lleva llorando 531 kilómetros desde que salió con su mamá de Tegucigalpa. Lleva llorando cuatro países. Llora a sus abuelitos, llora las pupusas y “el fresco”. Pero lloraría más si se hubiera quedado. 

Mientras transcurre la entrevista a la pequeña se le van los ojos por una pelota que resuena en el patio de la Casa del Migrante. Pero calla, escucha lo que su madre tiene que contar. Karla es madre soltera de dos hijas. Se trajo únicamente a Katherine. Alba Luz, de tres años se quedó con sus abuelos que sufren diabetes y dolencias cardiacas. 

¿Qué obliga a una madre a dejar a su bebé en en el país que llegó a ser el más violento del mundo? Que a su hija de 8 años le dijeran “te vamos a violar, te vamos a matar”, unos hombres llenos de tatuajes.

La migración es un fenómeno mundial que siempre ha existido. Existió desde hace mil 700 millones de años. Katherin y Karla son el ejemplo del instinto de supervivencia. Cueste lo que cueste. Sí o sí. Aunque dejen todo en el camino. Los desplazamientos masivos en el mundo han sido producto de los desequilibrios económicos, las hambrunas, los desastres naturales y las guerras. Un panorama general de lo que pasa en el Triángulo Norte. 

Los hombres de los tatuajes, las Mara Salvatruchas son una organización que se divide en distintas pandillas. Las actividades criminales de las “Mara”, incluyen venta de drogas, extorsión, venta de armas, secuestro,robo y asesinatos por encargo. Uno de sus miembros le robó la infancia a Katherin y la condenó a una sentencia que cumple tan resignada como enterada. Huir fue su única salida. 

Me pregunto si no habría sido mejor para todos que en lugar de escondernos ya estuviéramos muertos. Pero también esa idea nos estremece, todavía amamos la vida, aún tenemos esperanzas. Que pase algo pronto, aunque sean tiros, eso ya no nos podrá destrozar más que esta intranquilidad”
Ana Frank

Las "heridas de guerra” de Katherin no se ven a simple vista, se ve sana. Pero basta platicar con ella para entender que trae bastante dolor en su mochila. 

Sentencia que su padre está abajo, sepultado. Pero Karla desmiente, dice que el hecho de que se haya ido, provocó que su hija mayor lo matara en su interior. El hombre está vivo, pero no para Katherin, que sabe que no tiene tiempo para rencores. Se murió y ya.

Katherin sueña con ser policía, si el futuro y la política se lo permiten. Entre sonrisas dice que quiere hacer justicia en el país del abandono. El país que todos los días expulsa a sus compatriotas. Honduras no pudo protegerla y apenas tiene ocho años. 

Todos los días a la orilla del Río Suchiate, miles de migrantes esperan el descuido de las autoridades migratorias de México para la frontera. Este es el salto que les cambiará la vida a ellos y a los hijos con los que cargan en las espaldas o en el vientre. 

¿Cómo tuvo que tratarlos la vida, para que los niños tengan que subirse a “La Bestia” (el Tren que surca las entrañas del infierno con destino al sueño americano)?

Camino a un sueño Con los zapatos desgastados y el alma llena de esperanza, los niños no olvidan su destino: estar a salvo de las maras, el hambre y la injusticia.

El 19 de octubre los mexicanos dejamos de ser los migrantes, “los bad hombres”, “los asesinos y violadores” como dijo Trump. La caravana migrante, que a la fecha alcanza 20 mil personas, hizo evidente lo que nadie quería ver: que México es también un país de tránsito. El cambio caló tan hondo que a varias personas le salió lo “Trump”, con una xenofobia que rayaba en lo Hitleriano. Hubo muestras racistas, que tienen miedo que les quiten el ¿trabajo? ¿la seguridad? ¿qué se le quita a quien nada tiene?

Nadie reparó que los migrantes del Triángulo Norte salen de un infierno para  entrar  a otro. Porque México para la violencia, no canta mal las rancheras. A la par hubo muestras de afecto y manifestaciones promigrante. El presidente electo, AMLO, incluso prometió que se les ofrecería empleo y otras garantías. 

En la primera imagen de las noticias, conmovió la fotografía de un menor en manos de su madre que mientras llorando, intentaba vencer el cerco que había sido levantado a la entrada de Ciudad Hidalgo, en Chiapas. 

Hay que pensarlo muy bien, eso le diría a los que vienen detrás de mí. Pero no son sólo nuestros sueños, son los sueños de nuestros hijos”
Karla Johana.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), dijo en el reporte más reciente que en la Caravana Migrante, ya conformada por cuatro grupos de Honduras, El Salvador y Guatemala, vienen por lo menos dos mil 300 niños que con sus padres huyen de la violencia provocada por Las Maras. Pero este, es apenas una cara de lo que ocurre todos los días.

A la Casa del Migrante de Saltillo, llegaron Josué Guerrero y Katheryn Tatiana con Yazmín en brazos. Ellos dicen que llevarán a El Salvador en el corazón, pero por ahora, lo importante es sobrevivir.

“En El Salvador no se puede vivir ya. Los pandilleros hacen muchas extorsiones. No es justo que la persona que anda vendiendo mangos les tenga que pagar, loco. Estamos en un país muy desacanzado”, dice Josué en tono de rima. Las rimas y el rap le ayudan a expresarse, todos los días intenta componer algo, lo que sea, pero que hable de su éxodo.

Hace once meses que dejaron San Salvador, la capital de su país, recuerda Katheryn Tatiana mientras Yazmín de casi nueve meses de nacida parece haberse quedado varada en el quinto sueño en los brazos de su madre. 

Poco antes de cumplir 20 años, ambos partieron de la tierra que los vio nacer, y fue el embarazo y el futuro de su bebé lo que los ayudó a tomar la decisión. 

Sed en el camino Además de estar completamente vulnerables al crimen organizado, los pandilleros y los peligros propios de una ruta similar, los niños pueden llegar a padecer deshidratación y enfermedades.

“Queremos que estudie, que tenga una mejor vida, que tenga lo que nosotros no tuvimos nunca. En El Salvador empieza uno estudiando, pero al final te sacan de estudiar. Llegan los pandilleros a las escuelas a querer sacar a la gente”, dice Katheryn. 

Con siete meses de embarazo, se despidió de su madre y logró avanzar por la ruta migratoria, pero las políticas públicas que no logran perseguir a quienes perpetúan el crimen contra la población migrante provocaron que no quedaran absueltos de ser víctimas.

“Fuimos asaltados casi a la entrada de la frontera. Nos quitaron el dinero, los maletines, la ropa. A mí me pegaron, a ella la empujaron”, dice Josué.

Katheryn Tatiana recuerda que después de ese asalto, los dejaron tirados cerca de un pantano y tuvieron que caminar durante dos días, no había cobijas, ni catres, el suelo plano, las piedras, y la luz de la luna. 

No envidio lo que tú tienes, pero quiero tener lo que tienes, tener un techo, tener una casa. Mi madre y mi hermano ya viven en México. Cuando llegué aquí, yo dije: ya no me quiero ir de aquí. Aquí hay oportunidades”.
Josué

Yazmín ya es mexicana. El sueño de Josué y Katheryn de regalarle a su hija un futuro mejor se cumplió. Una nueva historia comienza, dice Josué, pero con ella un trámite migratorio que será costoso, pero no importa. Aquí en México, es la opción a seguir, recalca. Seguirá los pasos de su madre y su hermano, quienes ya viven en el país desde hace tiempo. 

“Hablé con mi familia y dicen que está peor. Me da tristeza ver que no tienen cómo venirse para acá”, dice Katheryn Tatiana, y Josué agrega entre rimas:

“No envidio lo que tú tienes, pero quiero tener lo que tienes, tener un techo, tener una casa. Mi madre y mi hermano ya viven en México. Cuando llegué aquí, yo dije: ya no me quiero ir de aquí. Aquí hay oportunidades”.

El trámite que persiguen los jóvenes padres, se llama trámite de regularización migratoria por vínculo familiar, en el cuál a través de Yazmín, intentarán en los próximos meses ser reconocidos con una visa de Residencia Permanente. 

De acuerdo con la información de la Secretaría de Gobernación a través de su política migratoria, en lo que va del año, de las tres mil 637 visas de residencia temporal que han sido otorgadas en México a migrantes centroamericanos, únicamente 846 han sido por vínculo familiar y del total de las visas sólo 54 han sido aceptadas en Coahuila. 

Necesitan ayuda La UNICEF dijo en un comunicado que los niños requieren de ayuda humanitaria, además de protección, salud, higiene y alimentación para asegurar su protección y bienestar.

En números globales, en nueve meses registrados por la autoridad migratoria, ya se han emitido el 80 por ciento del total de las visas por residencia permanente que fueron emitidas durante todo el año pasado, cuando fueron registradas un total de mil 51 documentos de este tipo en todo el territorio mexicano. 

Javier Martínez, abogado de la Casa del Migrante y quien se encarga de acompañar ante la autoridad el trámite migratoria que deben expedir los diversos casos que reciben, dice que la situación en los 16 años que tiene la organización, se han llevado a cabo 40 trámites de este tipo, donde mujeres embarazadas centroamericanas alumbran en México y adquieren estos derechos.

“La Ley de Migración señala que todas las personas que tienen hijos nacidas en México tienen derecho a la Residencia Permanente, y el documento que necesitan para acreditar es el acta de nacimiento”, expresa el abogado.

Pero la situación no son peras y manzanas. El abogado explica, que aunque es un trámite que se puede resolver hasta en un mes y medio, pero a diferencia del refugio, el trámite de vínculo familiar tiene un costo de ocho mil pesos, más una multa de tres mil 500 pesos por haber accesado al país de manera ilegal, aparte de enfrentarse a una avalancha burocrática que se observa debido a que la mayoría de los padres no cuentan con una documentación tras su avance por México. 

Queremos que estudie, que tenga una mejor vida, que tenga lo que nosotros no tuvimos nunca. En El Salvador empieza uno estudiando, pero al final te sacan de estudiar. Llegan los pandilleros a las escuelas a querer sacar a la gente”,
Katheryn.

Katheryn Tatiana, Josué Guerrero y Jazmín, vieron la oportunidad de quedarse en México. Ahora partieron a rentar un hogar, pero detrás de ellos, los niños migrantes del éxodo centroamericano siguen llegando de las manos de sus padres. 

El caso de los menores migrantes se encuentra enmarcado en los llamados flujos migrantes mixtos, explica en su tesis la abogada Janet de León y agrega que “Según la Organización Mundial para las migraciones, los flujos mixtos son movimientos de población migrante complejos, que incluyen a refugiados, solicitantes de asilo, migrantes económicos y otros migrantes. La migración de personas menores de edad debe verse no como una posibilidad de potenciamiento del desarrollo de sus capacidades, sino como una extensión de las violaciones a sus derechos humanos, tanto al verse involucrados en los procesos migratorios, como por su inserción en el mercado laboral como mecanismo de sobrevivencia.”

Otra Katherin, mismos sueños

A la Casa del Migrante llegó otra Katherin, con i latina. Apenas tiene 8 años cuando Karla Johanna, su madre, decidió traérsela desde Tegucigalpa. Su paladar todavía siente el sabor de las pupusas del “fresco” de su país, pues su salida, en términos de temporalidad, fue tan urgente que pareciera que ella y su madre apenas parpadearon cuando de repente ya estaban a bordo de “La Bestia”.

Han sido días difíciles, dice Karla Johana, un día antes de su cumpleaños número 25. Es madre de Katherin. Dice que el nombre de su hija es muy común en los países centroamericanos. Será el recuerdo del país de la bandera del “pálido azul” y las cinco estrellas.

Karla dejó a otra de sus hijas, su madre, enferma de la diabetes y su padre, enfermo del corazón; sus amigos, le prometieron que cuidarían a la niña de 3 años. Pronto regresará por ella, dice con la voz debilitada.

“Me la traje porque la quisieron llevar para vender droga. Ya no quería ir a la escuela”, su madre recuerda el momento en que la amenazaron las Maras de su colonia en el corazón institucional de Honduras.

Katherin se grabó la imagen de los tatuajes y desde ahí, la tranquilidad de jugar a la pelota con sus amigos de la escuela se terminó para siempre. 

“No quería ir a la escuela. Le daba miedo. A mí me dio miedo que me la fueran a quitar y por eso mejor me la traje, aunque con el dolor de mi alma dejé a mi madre y a mi otra hija. Primeramente Dios es llegar allá, y después mandarla traer a ella. Es difícil pensar que no sé en cuanto tiempo la voy a volver a ver”, dice Karla.

Recuerda que desde los siete años se integró a la vida laboral en los comercios cercanos. Ayudaba a su mamá, aunque sea con arroz y frijoles, que como dice, lo importante es que no faltaran nunca. 

La migración de personas menores de edad debe verse no como una posibilidad de potenciamiento del desarrollo de sus capacidades, sino como una extensión de las violaciones a sus derechos humanos, tanto al verse involucrados en los procesos migratorios, como por su inserción en el mercado laboral como mecanismo de sobrevivencia.”
Janet de León, abogada.

Se ha perdido el respeto en su país, dice. En su círculo cercano, conoce varios casos de niños que les fueron arrebatados a las familias para vender droga, como querían hacer con la suya, pero también otros, donde la idea era extraerles los órganos. “Muchos niños han muerto”, Karla cierra los ojos. 

Van solas en su camino a la frontera, su idea a diferencia de Katheryn Tatiana y Josué, es llegar hasta Estados Unidos, pues su familia espera que triunfen en el sueño americano y envíen algo de dinero para sobrevivir a los días.

Han sufrido hambre. Cuando se subieron a un autobús, a las dos les llegó el agrio sabor de la impotencia. Katherin tenía tanta hambre que no pudo contener más el llanto, aunque es consciente de que la situación será para su mejora. 

“Ella venía llorando, porque no aguantaba su estómago y yo igual empecé a llorar. Pero Dios nos puso un ángel”, dice Karla Johana, recordando que un mexicano en Chiapas se apiadó de ellas y les dio de comer hasta que su madre pudo enviarle 700 lempiras hondureñas, es decir, 550 pesos mexicanos con los que continuaron su viaje. 

Una hazaña tortuosa, es la que vivieron las dos mujeres. No hubo de otra más que salir huyendo, atravesar dos países e incluso perderse en la Selva Lacandona. Nadie quería eso, pero Honduras no las protege. 

Zapatito blanco... ¿me quieres tú? En su paso por México, la Caravana ha recibido muestras de afecto y solidaridad que alivian los insultos racistas y xenófobos que se produjeron en Internet.

“Caminamos nueve horas en la selva solo yo y ella arriesgándonos entre los animales ella y yo. Vimos un tigre, pero con la mano de Dios no nos vio. Seguimos y seguimos, cruzamos varios ríos, ya al llegar al último río había una familia muy pobre y nos dieron comida, donde bañarnos y donde quedarnos. Nos quedamos atrapadas diez días, porque pasó el huracán: se desbordaron los ríos y los cerros”, resume.

En partes pidieron aventón, en otras tomaron el tren, en otras caminaron, en otras durmieron en centrales camioneras; todo por turnos pequeños. 

HONDURAS NO PUDO CUIDARLA

Con las manchas en su camiseta, después de un buen juego de pelota en un día como cualquiera, Katherin dice que de grande quiere ser policía. El recuerdo del crimen le quedó bien grabado y le gustaría vivir en un lugar en paz donde los niños jueguen y no disparen. 

“Bien”, dice que se siente de estar aquí. 

“Mal”, dice que se sentía cuando estaba en Honduras. 

-¿Por qué?

-Porque yo tenía mucho miedo que me querían agarrar a vender droga, responde.

-¿Te dijeron algo?

-Sí, me dijeron que me iban a matar y a violar y me enseñaron un montón de tatuajes, responde nerviosa. 

Caminamos nueve horas en la selva solo yo y ella arriesgándonos entre los animales ella y yo. Vimos un tigre, pero con la mano de Dios no nos vio.”
Karla Johana

Una semana bastó, para que Karla tomara la mochila, y reuniera las 10 mil lempiras que reunieron con los ahorros de su familia ella y su madre para partir antes de que les arrebataran a una de las niñas más pequeñas de la casa.

Otro de sus hermanos, de 16 años, prefirió que Karla y Katherin fueran apoyadas. A él también lo perseguían pero se escondió en un pueblo en Centroamérica hasta que pueda arreglar la situación para viajar a otro país más seguro.

-Katherin, ¿Qué te gustaría ver cuando llegues a Estados Unidos?

-Una casa.

Ambas descartaron la idea de pedir un refugio en México, porque la cuestión de dejar su país tiene que concordar con ayudarle económicamente a quienes dejó como es su sueño, y quizá, en el país, siendo madre soltera, no podrá solventar todos esos gastos, dice Karla. 

Nansany Kourouma, de atención psicológica de la Casa del Migrante, explicó que en el éxodo actual ya no viajan únicamente hombres; los números ya indican que son mujeres el 49 por ciento de la población migrante que reciben anualmente cuyos números son de alrededor de siete mil personas, según los números de la dirección de la organización. 

 

LA SITUACIÓN EN HONDURAS
 
6 mil niños y adolescentes hondureños viven en las calles sin acceso a servicios; y muchos de ellos se han echado a la calle para escapar de la violencia en el hogar…”

3 homicidios diarios en San Pedro Sula.

14,735 hondureños han solicitado asilo en méxico.

Hambre e injusticia El objetivo de los migrantes que participan en la caravana es dejar atrás el panorama de pobreza, acceso limitado a la educación y violencia que han vivido en carne propia.

¿De Guatemala a “Guatepeor”?

Sin embargo, junto con las mujeres, los niños son uno de los dos grupos que se catalogan como mayormente vulnerables pues en el camino se les ataca por su propia naturaleza. En este grupo, también está la población LGBT y adultos mayores.

Karla y Katherin, forman parte del grupo donde más se ha normalizado la violencia, y muchas de las mujeres que vienen han sufrido trata o agresiones sexuales sin reconocerlas.

La Secretaría de Gobernación publicó que en lo que va del año, han sido retornados un total de 22 mil 174 menores de 17 años de nacionalidades extranjeras que inicialmente fueron presentados ante la autoridad migratoria hasta septiembre de este año.

A pesar de que la misma Secretaría, conjunto con el Presidente Enrique Peña Nieto manifestaron durante la presentación de “Estás en tu casa”, no tener nada en contra del éxodo centroamericano, y por el contrario, querían ayudarle, los números indican que de ese universo de 22 mil 174 menores retornados a sus países de origen por la autoridad migratoria, 21 mil 495 son exclusivamente de Honduras, Guatemala y El Salvador registrados en el universo de países del mundo. 

En este año, El Salvador ha recibido  de regreso a dos mil 158 menores; mil 47 son menores de entre 12 y 17 años de los cuales el 61 por ciento venían no acompañados, y a ese mismo país, fueron retornados otros mil 111 niños de entre 0 y once años, de los cuales el 8 por ciento venían solos. 

En el panorama Guatemalteco, los números indican que fueron retornados desde México, 10 mil 189 menores; seis mil 113 de entre 12 a 17 años de los cuales el 60 por ciento venían solos, y del rango de entre 0 a 11 años fueron retornados cuatro mil 076 menores de los cuales el 5 por ciento venían solos. 

A Honduras, desde México han sido retornados nueve mil 148 menores en lo que va del año, de los cuales cuatro mil 150 están en el rango de 12 a 17 años y de ellos, el 60 por ciento estaban solos, y en el otro rango, de 0 a 11 años, fueron retornados 4 mil 998 menores de los cuales el 8 por ciento estaban solos. 

Trayecto mortal

Sólo Dios sabe cuántas hazañas han vivido las personas que sonríen en
estas fotos. De los Maras a los Zetas, los migrantes pasan
igual por desiertos y junglas.No hay opción más que salir
huyendo y atravesar los países que sea necesario,
 como sea necesario.Nadie quería eso, pero sus países no los protegen. 

 

En términos globales, la cifra de menores retornados ha crecido según los retornos migratorios de todo el año pasado, pues de enero a diciembre, la Secretaría de Gobernación reportó un total de 17 mil 291 menores regresados a los mismos tres países de Centroamérica, es decir, que esta actividad ha crecido en el 24 por ciento más frente a la cifra arrojada por los nueve meses registrados de este año. 

Katherin no quiere ser una de esas niñas retornadas. Ella y su madre, están conscientes de que les espera el tramo más difícil: enfrentarse a la xenofobia norteamericana, pero no tienen miedo, dicen que saben que Dios las protegerá como lo ha hecho hasta hoy.

“Hay que pensarlo muy bien, eso le diría a los que vienen detrás de mí. Pero no son sólo nuestros sueños, son los sueños de nuestros hijos”, expresa cansada. 

¿Por qué huyen los migrantes? 

De acuerdo con la organización American Live Wire en 2014 en San Pedro Sula ocurrieron al menos tres homicidios diarios, fue la segunda a nivel internacional con mayor índice de homicidios violentos después de Alepo en Siria, donde se aproximaron cinco ejecuciones al día.

 Mientras que en Estados Unidos la tasa de homicidios es de 4.4 asesinatos por cada cien mil habitantes según Amnistía Internacional en 2015, y en contraparte dice que en contraparte, la tasa de Honduras es de 63.8; en El Salvador la tasa es de 108.6 y en Guatemala es de 35 asesinatos por cada cien mil habitantes. 

Sin pausas En partes pidieron aventón, en otras tomaron el tren, en otras caminaron, en otras durmieron en centrales camioneras.

NIÑOS MIGRANTES, NIÑOS QUE JUEGAN A DECIR ADIÓS

La migración infantil es un tema que debe ser atendido. La Convención sobre los Derechos 
de los Niños reconoce sus derechos.

Los flujos mixtos de migración son movimientos complejos que incluyen a refugiados, solicitantes de asilo, migrantes económicos entre otros.

Debido a la precariedad de sus comunidades,los niños y niñas migrantes ven en estos desplazamientos una respuesta a sus problemas.

Pese a los esfuerzos de los gobiernos estatales y organizaciones civiles las necesidades de los migrantes no han sido cubiertas en su totalidad.

 

Esos homicidios, de acuerdo con la Casa del Migrante de Saltillo, son totalitariamente provocados por los choques de las bandas delictivas de la "Mara Salvatrucha", mejor conocidas como la "MS 13" y la "MS 18". 

 No pagar una cuota por cobro de piso o estar simplemente permanecer en la línea divisora entre los barrios contrarios puede provocar la muerte instantánea. Un disparo, y después el tatuaje de una lágrima en en los ojos de las pandillas.

Los peligros de la Ruta Migratoria

-En el cruce de las entidades, la Comisión Nacional de Derechos Humanos ha ubicado por lo menos 78 puntos establecidos a lo largo y ancho de las tres rutas migratorias, donde los migrantes han sido víctimas de algún delito a manos de autoridades o del crimen organizado; en especial del delito de secuestro, pero también hay extorsiones, asaltos, y violencia sexual. 

La violencia generalizada en todo Honduras seguía siendo un factor clave de emigración forzada. Según el ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, 14.735 personas hondureñas habían solicitado asilo entre enero y octubre en países de todo el mundo, la mayoría en México y Estados Unidos. Sin embargo, también seguía devolviéndose a Honduras desde esos países a numerosas personas, que se veían así obligadas a regresar a las mismas situaciones de peligro mortal que originalmente las habían llevado a escapar. Hasta la fecha, no existía ningún mecanismo ni protocolo integral para detectar y abordar de las necesidades de protección de las personas devueltas.

El camino es agotador y no conocen otra parada final que no sea un lugar seguro.

 

La Casa del Migrante en Saltillo recibe
apoyo y voluntariado en:
Teléfono: 844-111-3273
Dirección: Juan de Erbaez 2406
Col. Landín Cp. 25070