Fracking Coahuila style

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Fracking Coahuila style

A la XEKS, la voz del tiempo en sus 80 años

En el recorrido hacia Laredo desde el Águila, como dicen los lugareños, existe un paso obligado por el pueblo de Carrizo Springs, que evolucionó de un caserío de 2 mil habitantes a una población flotante de 8 mil según el último censo, derivado de la extracción a traves del fracking.

Estas consecuencias fueron abordadas desde 2008 por el periodista del Texas Tribune  Brian Yates que señalaba: “La nueva prosperidad de la región tiene un precio. El robo y la prostitución han aumentado. La ciudad duplicó su fuerza policial al contratar a 15 nuevos diputados. Están muy ocupados con la población extendida que incluyó quejas de cárteles de la droga mexicanos que usan falsos camiones de petróleo para transportar sus narcóticos ilegales. Gestionar una ciudad en auge como Carrizo Springs es muy parecido a manejar el aceite de esquisto que produce el fracking. Ambos deben hacerse lentamente porque una vez que el petróleo se haya ido, Carrizo Springs volverá a ser una pequeña ciudad adormecida en el sur de Texas. Otro problema es la gran cantidad de agua y productos químicos necesarios para separar el petróleo del esquisto. El acuífero Carrizo-Wilcox se ha reducido en un tercio y requiere de cuatro a seis millones de galones por pozo. Desde enero, se perforaron 5 mil 021 pozos de petróleo con un adicional de 5 mil 504 permisos solicitados. En 2008, solo se emitieron 26 permisos. Para 2022, se espera que los depósitos en el área generen 128 mil empleos en toda la región”.

Específicamente por el problema del agua utilizada desde 2010 diversos ciudadanos acudieron a las autoridades texanas a fin de dar solución al grave problema de sequía, dato que para 2017 refería que solo una quinta parte del agua utilizada en el fracking proviene de agua reciclada, lo anterior derivado a un estudio reciente preparado por la Universidad de Texas  según el cual la industria “no está haciendo lo suficiente” para reducir el uso de agua, considerando que algunas de las partes más ricas en petróleo de Texas, incluidas Eagle Ford Shale y Permian Basin, también son las más secas. Carrizo Springs  tiene un promedio de 21 pulgadas de lluvia al año.

El desarrollo del fracking en Coahuila tiene su estilo muy peculiar, basados en estudios de la estadounidense Administración de Información de Energía (EIA, en inglés) que sitúa a México en el sexto lugar mundial en reservas de gas de esquisto y a Coahuila en el segundo sitio con ese gas  se proyecta un negocio para el 2026 de 11 mil millones de pies cúbicos de gas, según Pemex y el 45 por ciento provistos por yacimientos no convencionales, de ahí el interés del Dr. Montemayor en explicar las bondades de este proyecto.

Este negocio que huele a podredumbre, sobre todo por los apellidos que surgen de la conjura: Salinas, Moreira, Slim y otros coahuilenses entre los más involucrados que se mencionan como dueños de terrenos listos para el fracking, a través de terceros para la celebración de contratos; y el Clúster Minero es el aparato perfecto para la trama.

 Con 26 millones de pesos de presupuesto y sin “fines de lucro”, ingresos por cuotas de socios e ingresos varios con un promedio de 3 millones de pesos por mes desde 2015, el Clúster está lleno de sombras y etiquetas.

El otro tema es el de los recursos naturales, y es que si en Coahuila se proyectan hasta 10 mil pozos para la explotación del gas de lutitas, implicaría el uso de 290 mil millones de litros de agua, ya que cada perforación demanda entre 9 millones y 29 millones de litros. Además, los fluidos de fracturación contienen unos 750 componentes químicos, entre ellos varios dañinos para la salud humana y el ambiente, según coinciden organizaciones ambientales y académicos estadounidenses. Secando a Coahuila es el primer tema, el otro es explotándolo de manera inmisericorde.