Aqua
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En el norte de México estamos acostumbrados a los tiempos de sequía, y los sufrimos, así que cuando llueve nos parece que se cayera el cielo, y entonces los adultos volvemos a ser niños y nos mojamos con ese elixir hasta empaparnos.
Me preocupa que aún no tengamos conciencia que la humanidad vive una crisis hídrica, sólo así se explica por qué desperdiciamos el agua potable en nuestras viviendas mientras los depósitos de agua dulce en el planeta son muy pocos y son un tesoro.
En Coahuila existe la región de los Cinco Manantiales cuya agua pretende ser privatizada para usos comerciales si es que la sociedad civil no se pone de acuerdo y defiende el derecho de los infantes a beberla el día de mañana, más temprano que tarde.
Hace poco estuve varado con más de 100 automovilistas por dos horas en un trayecto de sólo 15 kilómetros porque delante de nosotros había cinco unidades de transporte que cubrían los dos carriles de la carretera Monterrey-Colombia. Estas unidades llevaban enormes cilindros para una industria cervecera que está por fincarse de manera tan abrupta como los transportes escoltados por unidades de la CFE, cuyos trabajadores iban quitando el cableado eléctrico que podría estorbarles a su paso, mientras la gasolina se consumía en el resto de los vehículos, generando emisiones de gases de efecto invernadero.
Industrias como la cervecera requieren de millones de metros cúbicos de agua para elaborar sus productos, y como aún en el subsuelo de este territorio quedan aguas fósiles, pues ¿para qué son?: para su explotación comercial.
Pero si el criterio es la sobrevivencia del género humano, las cosas son bien distintas. La cadena de insumos que requiere un ser humano para acompañar su vida está vinculada con el agua. Es diferente utilizar agua para regar plantas y árboles que permiten con sus frutos alimentar, que utilizarlo para regar el césped de campos de golf.
Es diferente usar el agua moderadamente para bañarse, cerrando el grifo mientras se enjabona. Pero qué tal las duchas interminables de los orates masculinos y femeninos que toman durante media hora porque es el tiempo mínimo que requieren para salir a las faenas del día a día.
El agua es un recurso de todos que debemos saber utilizar, hasta el agua de lluvia deberíamos captarla como antaño en la época colonial, para luego usarla.
Que si el uso de las aguas grises; que si el agua recuperada con químicos para reusarla; que si hay que elevar el costo del agua para usos industriales; todo eso no sabremos si ocurrirá en el corto plazo.
No existe una cultura del agua en los ciudadanos de este principio de milenio, no hay una disposición de cuidar lo que les corresponde también a las generaciones venideras. Somos parte de generaciones egoístas e ignorantes.
Parece que le gustó al empresariado trasnacional la región noreste del país para hacer inversiones y explotar el gas shale. A esta élite de ladrones no le importa la conservación de la biodiversidad, ningún tipo de especie de flora y fauna, y tampoco la especie humana: les importan las posibles utilidades.
Cuando llueve recordamos el ciclo del agua cada vez más atípico y añoramos los años en que podíamos mojar el cuerpo y el alma sin agua embotellada, sin desecar cuencas hídricas. El agua da la vida, sin agua, la perdemos.