Usted está aquí
Olas de calor extremo ya no serán excepcionales, advierten
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) alertó que las olas de calor y sus temperaturas extremas ya no serán excepcionales. Este año se perfila, advierte, como uno de los más calurosos de la historia.
La agencia de las Naciones Unidas destacó que enfrentamos los efectos del cambio climático ocasionado por los gases de efecto invernadero, que imponen mayores desafíos a los más vulnerables.
La Organización Mundial de la Salud advirtió que la exposición prolongada dutante el día o la noche a calores extremos puede generar insuficiencias cardiovasculares, respiratorias y renales e incluso diabetes. Los grupos de población más expuestos son los adultos mayores, los niños, los pobres, así como las personas que trabajan al aire libre.
Por su parte, la oficina de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático hizo un recuento de los efectos ocasionados por las altas temperaturas en diversos puntos del planeta.
En Japón se enfrentaron las peores inundaciones y deslizamientos de tierra en décadas durante este verano, pues se superaron muchos registros de precipitaciones diarias entre el 28 de junio y el 8 julio, con efectos devastadores en los cultivos, a lo cual siguió una intensa ola de calor.
La localidad de Kumagaya, en tanto, estableció un nuevo récord máximo de temperatura diaria de 41.1 grados Celsius, y la de Oume, de 40.8, el 23 de julio, indicó.
Por otra parte, la administración meteorológica de Corea emitió una advertencia severa durante varios días en que las temperaturas máximas diarias eran de más de 35 grados, y se rompieron varios registros de temperatura diaria.
En Ouargla, en el desierto del Sahara de Argelia, se informó de una temperatura máxima de 51.3 grados el pasado 5 de julio. Es probable que esta sea la más alta, confiable, jamás registrada en Argelia.
Este año, entre el 3 y 10 de julio pasado, agrega el reporte, muchas partes del norte de África vivieron una ola de calor. Marruecos fue un caso extermo; alcanzó un récord de 43.4 grados en Bouarfa el 3 de julio.
El termómetro en la estación de Furnace Creek en el Parque Nacional del Valle de la Muerte, en California, Estados Unidos, registró 52 grados el 8 de julio, sin embargo, lejos de su récord, el más alto registrado en la tierra, con 56.7 grados, el 10 de julio de 1913.
Las temperaturas también fueron excepcionalmente altas en gran parte del norte de Siberia en junio, tendencia que continuó durante la primera semana de julio pasado.
La región de Krasnoyarsk informó de anomalías diarias de 7 grados por encima del promedio, con incendios que ya afectan a unas 80 mil hectáreas de bosque.
En Escandinavia, la OMM recordó que en una ola de calor extendida, totalmente atípica, superó los 30 grados en el denominado Círculo Polar Ártico, mientras que Noruega registró una temperatura récord de 33.5 grados en Badufoss el 17 de julio, y Kevo, en Finlandia, alcanzó los 33.4.
Otro ejemplo del impacto de las altas temperaturas en el norte de Europa fue un viento cálido en el extremo norte de Noruega (Makkaur), que el 18 de julio pasado alcanzó un registró récord de temperatura mínima durante la noche de 25.2.
La ola de calor siguió a un mayo excepcionalmente seco y cálido en el norte de Europa, lo que condujo a un fenómeno constante de incendios forestales en toda Escandinavia y la región del Báltico. Suecia informó sobre 50 incendios forestales que ardían a mediados de julio.
El organismo señaló que los incendios avivados por los vientos extremadamente fuertes mataron a docenas de personas cerca de Atenas la noche del 24 de julio, en lo que fue una de las peores tragedias vividas en Grecia durante años.
Por otra parte, Irlanda registró olas de calor sinópticas (cinco días consecutivos o más con una temperatura máxima de más de 25 grados) en 15 estaciones y una sequía absoluta en todas las estaciones del país.