Mientras en Hollywood se mantiene la incertidumbre sobre el que será el nuevo director de la película 25, el futuro de James Bond podría tener los días contados, a temas de diplomacia internacional.

La reciente renuncia del director Danny Boyle a dirigir Bond 25, fue justificada por presuntas diferencias creativas con los productores. Sin embargo, de acuerdo con The Telegraph pudo haber más motivos ajenos a los sets.

Según el diario británico, la nueva película iba a tener un "villano ruso", aprovechando las tensiones geopolíticas existentes en la actualidad. No obstante, la retórica de una "Guerra fría en la época moderna" incluida en el guion causó el disgusto de los productores del filme, lo que pudo haber llevado al cineasta inglés a la renuncia.

Por otra farte, más fuentes citadas por el medio inglés afirman que las diferencias no se dieron al momento de "actualizar" las tensiones de la Guerra Fría, sino cuando llegó el momento de elegir a los actores que interpretarían los papeles.

Según una filtración del casting para la película, Boyle aseguró que la película se escribe en "tiempo real", escribió el medio británico. "Reconoces el legado del mundo de Bond y escribes dentro de él, pero también lo haces en el mundo actual también", dijo el director en el documento.

En la selección se buscaba a un actor ruso para un rol masculino protagónico, aunque los actores podían ser de los Balcanes. Así mismo, también se dio a conocer que Boyle se encontraba en la búsqueda de una actriz de la misma procedencia para encarnar a un protagónico principal, posiblemente una doble agente.

El diario inglés hace énfasis en que en el contexto geopolítico actual, los autores tienen "mucho material real para trabajar". Aunque también destacan como curiosidad que aunque la saga de las películas del Agente 007 se desarrolló con notorio éxito durante la Guerra Fría, hubo en los filmes de James Bond" pocos villanos rusos".

Finalmente, pero no menos importante está el problema que la producción quiso ahorrarse al tratar temas coyunturales, los cuales incluirían de manera casi obligatoria a movimientos como #MeeToo o #TimesUp, iniciativas que buscan crear una reflexión sobre temas como el abuso sexual, la discriminación por género o la objetificación de la mujer.

Añadir la discusión de género a la película podría ser "una gran apuesta”, sin embargo, también se convertiría en un tema espinoso cuando uno de los íconos de las películas de 007 es precisamente la Chica Bond, una figura que bajo las sensibilidades actuales generaría bastantes polémicas.

Sea cual sea el motivo de discusión entre productores y Boyle, lo único que queda ahora es una silla de director vacía y la esperanza tambaleante de que el agente secreto más famoso del cine pueda llegar al estreno de su vigesimoquinta película.