Le dan 4 balazos en la cabeza y tiran a un canal a reina de belleza transexual en Culiacán

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Le dan 4 balazos en la cabeza y tiran a un canal a reina de belleza transexual en Culiacán

Foto: Noroeste
En los últimos 5 años se han perpetuado 15 crímenes en contra de personas homosexuales, lesbianas, transexuales, travesti, transgénero e Intersexuales en Sinaloa, en el que sólo uno ha sido resuelto. Dos de esos asesinatos ocurrieron este año, entre ellos el de Violeta Yamileth.

Por Marcos Vizcarra y Coraima Mena para Noroeste

Culiacán.– Era vanidosa. Tenía con qué, según los jueces de Nuestra Belleza Mundo Elota y los que votaron por ella en el bar Mamma Mía. Pero la mataron. Le dieron cuatro balazos en su cabeza y la dejaron tirada junto un canal, al sur de Culiacán.

Su nombre era Violeta Yamileth. Era una mujer transexual. Tenía tres días de haber regresado de la Ciudad de México, donde se realizó su última operación para implantarse senos.


En los últimos 5 años se han perpetuado 15 crímenes en contra de personas homosexuales, lesbianas, transexuales, travesti, transgénero e Intersexuales en Sinaloa, en el que sólo uno ha sido resuelto. Dos de esos asesinatos ocurrieron este año, entre ellos el de Violeta Yamileth.

¿Por qué una madre tiene que salir a protestar por el asesinato de su hija?

Martha Ofelia se pregunta eso desde el 24 de mayo, cuando mataron a Yamileth. Ese día fue la última vez que escuchó música con volumen alto en su casa. Ya no volvió a sonar.

Recuerda a detalle el día en que su hija le confesó sus preferencias sexuales. Le dijo que ella era feliz con saberle libre. Ese mismo día, Martha Ofelia también asumió que su hija, antes de sufrir transformaciones en su cuerpo, podría sufrir rechazo social y discriminación, solo por el hecho de no cumplir con el estereotipo de género. Pensó también en que eso la convertiría en víctima fatal.

Violeta Yamileth tenía 14 años cuando le dijo a su madre que no le atraían las mujeres y cuando compró su primera peluca. Era de color rojo. También en ese tiempo comenzó a trabajar, primero de forma informal y luego, con el tiempo, en bares, hasta que conoció a su pareja, quien le pidió que dejara ese lugar porque él la iba a mantener. Siempre fue así, dice Martha Ofelia.

El día que la asesinaron avisó que saldría con un hombre que la quería conocer. No se sabe quién era, sólo que llegó agonizando a un hospital, pero hilando palabras.

“No sé qué dijo, porque no me han querido decir en la Fiscalía ni en el hospital”

Eso ocurrió entre las 18:40 y las 19:00 horas. Falleció a causa de lesiones provocadas por arma de fuego. Asesinaron a una reina de belleza.

Del caso no sabe más. Asegura que la Fiscalía ha sido hermética y que a tres meses del asesinato no se han acercado para dar avances u ofrecerle servicio de psicología. Ella lo paga en un consultorio privado.

Para Martha Ofelia, su hija era bella. No sólo lo dice por su físico, sino que esa es la descripción que da cuando se le pregunta sobre ella y su forma de ser. ¿Qué madre o padre puede rechazar la belleza de sus hijos?

El amor de Matha Ofelia no era distinto.

Foto: Noroeste

¿Quién apagó la música en casa de Yamileth?

Martha Ofelia no lo sabe, simplemente dejó de escuchar reggaetón, dejó de bailar junto a la mesa, dejó de reírse de los gritos que salían de ese lugar que acogió como su hogar, dejó las fiestas y las bromas. Dejó de escuchar que le dijeran Beauty, el sobrenombre de cariño que nadie más dirá. Beauty.

Su hija estudió para ser estilista, pero no ejerció. Asegura que era tan buena, que la buscaban para que fuera a hacer trabajos a domicilio o para que atendiera en su casa.

Siempre tuvo miedo de que se la asesinaran en su casa.

Martha Ofelia vivía con Yamileth. Eran una para la otra. Se atendían, se apoyaban, reían, bailaban, cantaban, peleaban y se consultaban sobre su belleza. Vivían solas, aunque a veces compartían su casa con sus hermanos y sobrinos.

“Hay videos, porque a ella le encantaba bailar, donde sale bailando con sus hermanos, se los jalaba para estar con él y con su hermana. Todo era fiesta”.

Violeta Yamileth fue su segundo nombre. El primero fue Alan.

“Para mí siempre se llamó Alan”.

Se puso Violeta por el color y Yamileth en honor a una prima que murió. Dice Martha Ofelia que se querían mucho.

Tenía 14 años cuando confesó sus preferencias y cuando comenzó a vivir libre. Cuando compró su primera peluca, una de color rojo.

Se dejó crecer el cabello, comenzó a ir a fiestas y la nombraron reina de belleza en dos ocasiones.

Se operó su nariz y los 23 años se implantó pechos. Lo hizo en la Ciudad de México, donde le invitaron ir a Colombia para un festival en el que competiría para ser reina de belleza en ese país.

Regresó a Culiacán, le contó a su madre de sus transformaciones, de sus deseos y de las propuestas para viajar fuera de México.

Martha Ofelia siempre amó ver a su hija realizarse, pero tuvo miedo de encontrarla muerta.

Tres días después de su regreso, Violeta Yamileth fue asesinada.