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'El Vato más Americanista de Saltillo', pasión a flor de piel
El amor por las Águilas del América llevó a Hugo Roberto Reyna Martínez, de 22 años, a tatuarse sus colores en el rostro, un gesto que lo ha puesto en los ojos de todo México.
"La Mala", como lo conocen en el barrio, hoy lleva con orgullo el escudo del América en su mejilla izquierda.
Albañil de profesión, futbolista por pasión y Americanista de corazón, Hugo porta orgulloso y "firme" el escudo de su equipo.
"Mi pasión por el América empieza desde que tenía a mi bisabuela, ella me decía: 'mira, esa camiseta amarilla se ve chidota, bonita realmente'... esa fue mi motivación desde pequeño", contó.
Seguir a las Águilas es de familia, lo lleva en la sangre, explicó. "Realmente dije, si las Águilas ya tienen 12 campeonato, pues vamos por el trece y en el cachete ya está".
Hugo Roberto tiene más de 15 tatuajes en su cuerpo, pero es el más reciente, el escudo del América, el que lo llena de orgullo, su favorito confiesa.
Tiempo deseándolo, haciendo sacrificios para juntar el dinero, finalmente pudo ir a tatuarse. "Don De Dios", estudio de Melchor Palomo, "El Mel", fue el lugar indicado.
Desde la "SanJo", como "La Mala" llama a su barrio, acudió al estudio en Fundadores, a donde llegó y planteó lo que quería.
"Mel" preguntó si estaba seguro de lo que quería, hasta checó si Hugo estaba en sus cinco sentidos y le dio tiempo para pensarlo. Pero "La Mala" estaba decidido y hasta dejó un anticipo, 500 pesos ganados con el sudor de su frente en las largas jornadas de la obra.
A lo largo de esa semana, mientras analizaba -un tatuaje es para siempre-, no dudó. "Me quedaba pensando, pero dije: 'si ya lo tengo, que sea un orgullo, y nada pa'tras".
"Pensaba que no iba a regresar", dijo "Mel".
Finalmente llegó el día, fue el sábado 28 de julio, una fecha que seguro no olvidará, "La Mala" regresó con el resto del dinero, "me había ido a tumbar un muro, ahí me dieron otros 500 y pos ya se hizo".
Luego de finalizar el tatuaje, y a unas horas de que "Mel" "colgó" en las redes sociales la imagen de "el Vato más Americanista de Saltillo", Hugo se hizo famoso, "Viral", y hasta los medios nacionales hablan de él.
Nadie sabía de sus planes, ni siquiera su mamá, aunque la "travesura" ya estaba hecha. "No le dije a mi jefa. Sus primeras palabras fueron 'nombre mijo, qué hiciste', pero luego me dijo, 'eso es todo mijo, esas son mis Águilas poderosas... es de familia, mi sangre", platicó. "Me dio luz verde, 'nombre mijo, chidote", agregó.
La fama, quizá efímera en días del Facebook, Whatsapp y otras redes sociales, llegó de golpe. Familiares, amigos y hasta extraños no dudan en sacarse una "selfie" con Hugo, "hasta me dicen, pero de lado, pa' que se vea el cachete.
"Sí me he fijado, muchos likes, me quedo cabra, sorprendido. Fue de la noche a la mañana".
Para muchos quizá es una locura, para él locura fue la apuesta que perdió apoyando a su América, aquella en la que se quedó sin cejas y "pelón", el tatuaje es todo un orgullo.
Alma de barrio, de esos que tiran esquina, se rifan por un compa y jamás se raja para salir adelante día a día, desde abajo y de manera honrada para llevar siempre la frente en alto; Hugo dijo jamás sentirse discriminado por estar tatuado, "gracias a Dios nunca", aunque quizá es su nobleza la que no le permite verlo, porque sus anécdotas dicen otra cosa.
"Cuando voy caminando mucha gente se abre, como si las fuera a asaltar, a tumbarlas, a sacarles un arma. Pero realmente soy una persona que me gusta luchar desde abajo, ganarme la feria por la buena", dijo.
"Se me quedan viendo, pero no les debo nada, yo soy libre", dijo seguro.
Además de su "jefa", su abuelita, la familia y el trabajo, Hugo tiene una pasión que comparte con sus ídolos. "Juego futbol los domingos con Cocodrilos San José... jugamos hasta en la Segunda", asegurando entrarle a todo, "a veces juego de delantero, en la media y hasta en la defensa".
Se identifica con Paul Aguilar, rápido y furioso dice, "fum fum".
Luego, cuando es momento de ver a sus Águilas, el ritual es el mismo. "Siempre veo los partidos en mi casa, a veces con unas cervecitas, un tequilita o simplemente un chesco y una botana".
Eso sí, ganen o pierdan les es fiel "yo soy americanista de corazón", y cómo no, si hasta lo lleva en la piel.
Al momento de preguntarle por su ídolo, no dudó. "Mi ídolo, en paz descanse, 'Chucho' Benítez, y algún día quisiera conocer a sus hijos en persona.
"Mi sueño es conocer a todos los jugadores (Hugo nunca ha tenido la oportunidad de ir a ver a sus Águilas en algún estadio), pero en especial quiero conocer a sus hijos (los de Christian Benítez) y decirles muchas cosas sobre cómo jugaba su papá y se aventaba unos golalazos", dijo.
Aproechando la fama que hoy tiene, y que quizá este mensaje pueda llegar hasta el coahuilense Oribe Peralta, dijo en tono de "compas", como si se juntaran en la esquina del barrio después de una cascarita, "Jetón', sigue haciendo goles, como el gol de oro que nos dio la medalla (en los Olímpicos de Londres)", din faltar Miguel Herrera, "Al 'Piojo', que se ponga la de Gokú, que se transforme y nos de otro campeonato".
Finalmente, y sabiendo que al América lo amas o lo odias, dejó un mensaje para los antiáguilas: "Que lo sigan odiando porque es el número uno en todo el mundo cabrones".
Hugo Roberto, "La Mala", seguirá esperando cumplir su sueño, quizá más pronto que tarde, mientras tanto, a diario llevará con orgullo el escudo de sus Águilas del América tatuado en el rostro.