‘El Hombre Electrónico’, devoto del Santo Cristo de Saltillo

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‘El Hombre Electrónico’, devoto del Santo Cristo de Saltillo

Mensaje. Manuel Samaniego se pone serio y dice que acercarse a la religión, ayuda a las personas que pasa por trances difíciles. Fotos: Vanguardia/Kelly Mtz.
Manuel Samaniego, atento y con devoción, participa en las actividades alrededor de la imagen, y llama a la juventud a acercarse a la práctica religiosa

El novenario del Santo Cristo no es sólo concurrido por mujeres de la tercera edad,  jóvenes de grupos parroquiales o personas necesitadas de un milagro, también por personajes locales que se han impregnado en el imaginario colectivo.

Tal es el caso de Manuel Samaniego, “El Hombre Electrónico”, famoso por ser un referente del espacio underground saltillense. Reconocido y reseñado, dice que hace música porque es mágica y curativa.

El sexagenario se coló tarde entre los fieles para ver al Santo Cristo de cerca rodeado de sus escoltas. Los ojos se le abren cuando la santa imagen sube y entonces aplaude como los demás, pero “Banana Show” no es como los demás. 

Manuel Samaniego López nació en Saltillo, Coahuila, en el seno de una familia sumamente católica y él también se identifica como tal, pues considera que su Señor fortalece a la humanidad para seguir adelante:
“Creo que los jóvenes deben acercarse a Jesucristo para encontrar en él una guía a todos sus problemas, y se quiten esas ideas que les carcomen la mente, que los pone mal y les hace pensar en soluciones erróneas”. 

NUNCA HA PEDIDO UN MILAGRO

“El Rigo Tovar de Saltillo” confesó nunca haber hecho una petición, pero también aseguró no dudar del poder sanador del que muchos consideran milagroso:
“Nunca le he pedido algún milagro al Santo Cristo, pero no dudo de su fuerza y  siempre le he pedido por la familia y por mí. Yo vengo desde que tenía unos siete años, ahora me faltan mis padres, pero vengo con mi hermana y aquí estaré hasta que él me lo permita”.

El cantautor se pierde entre el tumulto de personas, tal vez lo espera una tocada callejera, una composición pausada en la intimidad o su puesto de ropa en algún mercado sobre ruedas de la ciudad.