Fernanda Melchor y el placer de contarlo todo
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Fernanda Melchor y el placer de contarlo todo
Por: Élmer Mendoza
Toda violencia cabe en una novela sabiéndola acomodar, parece ser la premisa de que parte Fernanda Melchor (Veracruz, 1982) para desarrollar la historia negra, tremenda y descarnada de Temporada de huracanes. Hay un México miserable, el que no tocó fondo porque siempre ha estado allí, el que es la desgracia misma habitada por sombras que sobreviven en el vicio y el desamparo.
Con un estilo que no da respiro, Fernanda Melchor narra los días en La Matosa y Villagarbosa, pueblos tropicales por los que pasa una carretera transitada por trailers que van y vienen de un campo petrolero. La vía está poblada de antros donde se puede conseguir sexo, droga, alcohol y lo que haga falta.
Cada página es un quiebre con la vida. Cada capítulo es un caso extremo que invariablemente conduce al fracaso total. Hay páginas fascinantes que cortan el aliento. Páginas en que uno vuelve sobre sí mismo y puede responderse la pregunta maldita: ¿para qué carajos sirve la literatura?
Temporada de huracanes,
Fernanda Melchor
Pinguin Random House
México, 2017