Una buena noticia
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Una buena noticia
En los últimos días, inundados como estamos los mexicanos de spots de radio y televisión que promueven el voto a favor de candidatos locales y nacionales para los próximos comicios del 1 de julio, escuchamos las mismas ofertas de cambio que hemos escuchado antes muchas veces: redentores prometiendo cambios.
La participación de los candidatos presidenciales en los debates ha sido memorable por la forma en que se cuestionan para descalificarse. Entiendo que en el plano político son actores, pero por lo visto también ejercen la actuación. Me pregunto si los mexicanos merecemos un show mediático en lugar de una plataforma centrada en propuestas que nos conduzcan al futuro.
Además estos debates cuestan una fortuna que paga el erario (nosotros). En el último debate dieron pena hasta los moderadores que hicieron todo, menos el rol de moderar, aunque fue salvable la presencia de ciudadanos locales de una ciudad tan emblemática en el contexto de la migración como lo es Tijuana.
Los memes –producto de la creatividad de mexicanos–, que proceden muchas veces de fuentes con intereses económicos y políticos, son los reyes chiquitos del networking.
Quienes contamos con el sistema de WhatsApp recibimos diariamente docenas de memes con distintos temas, ahora por motivos electorales. Y no hay respeto ni por las damas como lo es el caso de la excandidata presidencial Margarita Zavala, asociada en los dichosos memes con su marido.
Francamente representa una involución que la única mujer en la contienda a nivel presidencial, que al momento de abandonar su aspiración contaba con la posibilidad de ser apoyada por un millón de electores, no sea parte del proceso y sólo aparezca en las boletas como una afrenta a las mexicanas que no tienen a nadie de su género para representarlas.
Hasta políticos serios como Fernando Canales Clariond y algunos empresarios sociales estaban apoyando su candidatura.
Algunas personas con las que he conversado en relación al tema me comparten que será muy difícil elegir por quien votar. Hace mucho tiempo que entre los mexicanos hay un sentimiento de impotencia sobre las capacidades que desearían de un presidente de la República y las que han ostentado los últimos mandatarios de la nación.
Queremos escuchar noticias buenas, no sólo padecer la escalada de precios en la canasta básica, en los servicios públicos y en los energéticos.
Ante la ausencia de buenas nuevas, cuando Irving Santos y su esposa Hilda Morales Limón, quienes con dignidad trabajan hasta el cansancio en un restaurante en el pueblo de Bustamante y además elaboran banquetes y atienden como meseros fiestas privadas, se reunieron conmigo para decirme que lograron conseguir un crédito para tener el automóvil que necesitan, escuché esa buena noticia como un bálsamo para el alma. Irving sólo puede demostrar ingresos de cuatro mil pesos mensuales, así que tener el vehículo de trabajo que soñaba representa un triunfo, y además él sabe que será un buen pagador.
No sé si habrá elecciones concurridas en julio. No sé si los mexicanos tomaremos la mejor decisión sobre la persona que dirigirá los destinos de nuestro país el próximo sexenio, pero afortunadamente hay noticias buenas y sencillas que iluminan el camino como la que emocionados me comunicaron Irving e Hilda.