Magisterio y poder en Coahuila, traición en puerta (1)

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Magisterio y poder en Coahuila, traición en puerta (1)

Algo tenían los maestros coahuilenses de antaño que los hizo partícipes de las grandes decisiones políticas y sociales de esta tierra hoy vilipendiada y olvidada. Ese algo se llamaba tenacidad, vocación, razonamiento lógico, sentido común, sensibilidad social y sobre todo honradez y valor civil, vulgo tanates.

Poco a poco fueron convirtiéndose en carne de cañón para los mítines, las votaciones masivas, otros sucumbieron ante las comaladas de billetes, a algunos les fue entregado el manejo de los grandes fondos sindicales a placer, y de auditorías, ni pensarlo.

Pronto el grueso de los mentores se dio cuenta que una camarilla de “notables” (por sus trapacerías) aparecían siempre beneficiados y que formaban parte de una cofradía sinvergüenza y descarada de peladillos con ganas de tener, y entonces adiós calidad de educacion y de transparencia en la administración. Los rapaces individuos no se conformaron con las cuotas y los apoyos, fueron por más y metieron mano al dinero grande, al de las pensiones.

Surgieron los nuevos millonarios que pasaron de sus chozas a vivir en suntuosas, pero de mal gusto, residencias enclavadas en sectores inimaginables.

Pero he ahí que la lucha de los hermanitos Moreira apareció como fuerza salvadora del gremio, prometiendo plazas, bonos, aumento de horas y comisiones a más no poder y aquello que fue un opulento fondo de pensiones magisteriales, se convirtió en un patrimonio como el de Coahuila en la época de Riquelme; es decir, totalmente quebrado.

La conjura tuvo lugar en diciembre de 2007, cuando Carlitos Moreira “saltó” de líder de la Sección 5 a la 38 (“Lo que pasa es que ustedes plantearon mal la pregunta, me preguntaron si aspiraba a la Sección 38 y en su momento, yo no quería –ayer–, pero hoy sí”) y entonces el mecanismo fue activado.

A través del saqueo impune del fondo de pensiones, la campaña de Rubén se iba preparando, billetes sobraban, al cabo los maestros –decía Humberto el profesor exiliado– “se conforman con horas y comisiones”.

Habría que componer los números y recuperar el saqueo y fue asi como surgió el primer intento por legislar para que los maestros activos y jubilados pagaran el atraco, en abril de 2011. Los analistas del candidato y luego dictador de esta tierra aconsejaron que repercutiría en la campaña y la misma ley fue derogada.

Pero el déficit siguió creciendo, hasta llegar a 3 mil millones de pesos entre 2008 a 2016 por las huestes de Carlitos a través de sus achichincles en turno: su chofer y su parrillero.

Desde 2016, la organización Fuerza Magisterial ha denunciado esos malos manejos ante diversas instancias, el año pasado los recibió Moreira II y prácticamente les jugó el dedo en la boca para que no hubiera repercusiones en las elecciones de Riquelme, y como el Magisterio no apoyó a su pupilo, entonces la venganza surgió sólo al abrir la puerta y una nueva Ley de Pensiones se emitió, para surtir efectos en este mes de mayo (en esta nueva Ley participó la diputada Martha Garay del PRI).

El establecimiento de nuevas edades de jubilación, el cobro de los servicios médicos y medicamentos, la desaparición de pensiones dinámicas y muchas otras travesuras fueron aplicadas a los mentores, para que aprendan a que siempre deben votar por el PRI o por Nueva Alianza.

Pero la desilusión de los maestros desde los años 90 fue derivada de la torpe selección de candidatos del PRI a puestos de elección popular, que incluso afectaron al gremio.

De nueva cuenta en estos días del 2018 electorero, los maestros disidentes y jubilados fueron citados por el gobernador Riquelme a fin de “ofrecer” una solución al conflicto, deteniendo la aplicación de la ley, en forma momentánea y firmando un acuerdo de aportación adicional, claro, con dinero de los coahuilenses, no de los bandidos del SNTE, la oferta, sin duda, estará vigente al resultado de la elección. Continuará...