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Clonación sería última esperanza para la vaquita marina
En medio de la incontrolable captura ilegal de pez Totoaba en el Alto Golfo de California, que se vio reflejada con el aseguramiento de más de mil vejigas natatorias en los últimos 15 días, surge una esperanza de supervivencia para la vaquita marina, que muere atrapada en las redes fantasma colocadas en su hábitat natural.
Se trata, tal vez, de la última oportunidad que tendrá la especie, de la que quedan menos de 30 ejemplares, ante la incapacidad del gobierno mexicano de frenar el tráfico de Totoaba, la llamada “cocaína del mar” hacia China, y el intento fallido de capturar a las últimas vaquitas para llevarlas a un santuario temporal.
La opción que hoy se presenta, es uno de los logros del Proyecto VaquitaCPR (Conservación, Protección y Recuperación), que reunió a finales del año pasado a los 90 mejores científicos del mundo, especialistas en cetáceos, que tomaron muestras de tejido y sangre de los dos ejemplares que pudieron atrapar, pero que tuvieron que regresarlos al mar por mostrar signos de estrés, con la posterior muerte de una hembra adulta.
En entrevista, Lorenzo Rojas-Bracho, encargado de la expedición reveló que, en el Frozen Zoo de San Diego, donde se almacenan materiales genéticos de animales y plantas en nitrógeno líquido a 96 grados bajo cero, se lograron cultivar con éxito los tejidos celulares de estas vaquitas marinas, para la secuenciación de su genoma completo, lo que abre la posibilidad de clonar en el mediano plazo, en aproximadamente 10 años, al mamífero marino en mayor peligro del mundo.
“En el futuro puedes hacer ya clonaciones, por ejemplo, producción de embriones, digo todavía no es que lo podamos hacer de aquí a mañana, pero no falta mucho; si ya lo hacen con animales de granja, pues es a lo que le estamos tirando, ahora necesitamos tener hembras y machos y por el momento sólo tenemos hembras”, explicó.
El también investigador en jefe del Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (CIRVA), detalló que otro descubrimiento sobresaliente es que en todos los ejemplares muertos que han logrado sacar del mar y las muestras de los vivos, arrojan ocho haplotipos diferentes, es decir que no se ha perdido la variabilidad genética de la especie.
Además, en el caso de los que perdieron la vida, las necropsias arrojaron que todos eran animales sanos físicamente y se alimentaron bien, de hecho, tenían comida en el organismo, cuando cayeron en las redes utilizadas de manera ilegal para capturar pez Totoaba.
“Entonces no hay nada que indique que la especie esté condenada a la extinción en estos momentos. Sí la dejan de matar seguro se recupera”, subrayó.