Holocausto nuclear: ¿la diplomacia podrá detenerlo?
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Holocausto nuclear: ¿la diplomacia podrá detenerlo?
Sorprendió al mundo el viaje no anunciado ni filtrado a los medios de comunicación, hasta que Kim Jong-un, líder de Corea del Norte, viajaba en un tren blindado que entraba a territorio de la República Popular de China. La visita no oficial de Kim a Xi Jinping sorprendió al mundo. Fue el primer viaje internacional de Kim desde que asumiera el poder, preparado y acordado con el más alto nivel de discreción, del que sólo sabían quienes participarían en el encuentro. El viaje relámpago tuvo una importancia grande, tras las tensiones recientes entre los dos países, por las pruebas de misiles y nucleares de Corea del Norte y por el apoyo de China a las sanciones impuestas en su contra por Naciones Unidas. Kim no había salido de Corea del Norte, ni se había reunido con ningún otro jefe de Estado desde que llegó al poder, hace más de seis años. En una jugada sorpresiva, cruzó la frontera para reunirse con su vecino y con el más poderoso líder en Asia, el presidente de la República Popular de China, Xi Jinping. Mientras, se prepara el encuentro propuesto por Kim y aceptado por Donald Trump en el mes de mayo.
Sorprendió al mundo la iniciativa diplomática de Kim Jong-un, que dio continuidad a lo que inició con la participación de Corea del Norte en los Juegos Olímpicos de Invierno en Corea del Sur, con la asistencia de la hermana de Kim en su representación, un hecho inédito. Continuaron los encuentros y el diálogo de alto nivel entre delegaciones de ambos países para preparar en el mes de abril la reunión que habrán de tener Moon Jae In, presidente de Corea del Sur, y Kim Jong-un.
El encuentro y la invitación mostró dos cuestiones: la primera, que Kim Jong-un está jugando desde los últimos meses de 2017 la carta del acercamiento a una negociación: dejó de lanzar nuevos misiles de prueba, abrió el acercamiento con Corea del Sur a partir del deporte y las reiteradas expresiones de intereses comunes entre las dos Coreas. Kim se ha expresado a favor de la desnuclearización de la Península Coreana, dejando entrever que podría detener su programa nuclear.
El encuentro con Xi Jinping y la calidez con que fue recibido muestran claramente que el presidente de China será parte importante del proceso diplomático de cualquier negociación, lo que lo introduce como jugador importante en el diálogo diplomático entre Kim y Trump. La estabilidad de Corea del Norte es asunto de capital importancia para ambos países. En los primeros tres meses de 2018 se ha transformado la crisis, que llegó a elevados niveles de confrontación verbal (Trump-Kim) y de amenazas de utilización de armas nucleares entre EU y Corea del Norte.
Kim Jong-un cambia el juego, toma la iniciativa. Después de la fructífera reunión con Xi, Trump no ha fijado posición. Falta ver cómo reaccionará, después del cambio de su asesor en Seguridad Nacional, McMaster por Bolton, quien coincide con las posiciones de Trump al considerar que la fuerza de las armas es primordial, es lo que define. No es un moderado como McMaster, a Bolton se le ubica como halcón. La República Popular Democrática de Corea del Norte cambió las coordenadas del juego. Lo que no quiere decir que el diálogo diplomático pueda ser sencillo, ni que alcanzar acuerdos sea cuestión de semanas. Serán difíciles de construir. Si los acuerdos fracasaron al final de la década de los 90, ahora serán aún más difíciles y paradójicamente más urgentes. Trump no es Bill Clinton. La salida de Rex Tillerson del Departamento de Estado, quien había pugnado por un diálogo para evitar una confrontación nuclear, no favorece el diálogo.
Queda planteada la interrogante de si Corea del Norte se está preparando para un cambio de política con reformas económicas que requerirían del apoyo de China. Pesan sobre Corea del Norte las sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU. ¿Pretendería Kim que la seguridad de Corea del Sur dejara de depender enteramente de EU? Importante