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Cincuenta sombras de sopor o cómo dormir con un buen soundtrack
La historia de Christian Grey y Anastasia Steele no ha sido lo que se esperaba desde su llegada a la pantalla grande. Sin embargo, por alguna razón cada uno de los episodios de la serie siempre se las ha arreglado para estar en boca de todos. ¿La razón? Una de pocas: su banda sonora.
Así, esta semana fue dado a conocer que Fifty Shades Freed, la última entrega de los filmes basados en los libros de E. L. James ya tiene canción principal para su banda sonora y esa quizás sea la noticia más importante que se tenga sobre el filme protagonizado por Dakota Johnson y Jamie Dornan.
“For You”, el tema que se estrenará este viernes por los principales canales en línea, es interpretado por Rita Ora y Liam Payne y sirve como adelanto para el estreno del filme el próximo 14 de febrero.
Fiel a las canciones que han acompañado a la serie, el tema de Ora y Payne demuestra que la producción de las tres películas al menos acierta al momento de seleccionar su banda sonora. La prueba es “I Don’t Wanna Live Forever”, tema de la secuela anterior, interpretado por ZAYN y Taylor Swift.
No obstante, el despliegue musical de estos filmes conduce a otra pregunta: ¿Son las películas de Fifty Shades tan malas o simplemente son aburridas?
Para tener un parámetro bien vale la pena hacer un recuento de las películas más soporíferas de los últimos tiempos.
The Blair Witch Project
Star Wars Episode I: The Phantom Menace
Brokeback Mountain
Transformers
The Postman
De acuerdo con The Guardian, responsable de elaborar la lista, solo una porción de estas películas pueden ser calificadas como aburridas, pero sí malas. “Muchas de estas películas son malas. Pero no aburridas. Batman y Robin, 50 Shades of Grey […] son todas entretenidas".
Por otra parte, la crítica es dura para filmes como The Phantom Menace la cual es descrita como un fenomenal ejemplo “de lo que sucede cuando la confianza fuera de lugar se precipita en una escasez de ideas”. Así mismo, el caso de The Postman, de Kevin Costner, es catalogado como “una exhibición fascinante de egomanía enloquecida”.