Don Marcos, un anciano sin documentos y ayuda, que sobrevive en el abandono en Saltillo

Usted está aquí

Don Marcos, un anciano sin documentos y ayuda, que sobrevive en el abandono en Saltillo

Solitario. Don Marcos llegó hace 42 años a Saltillo; venía huyendo de la pobreza de su pueblo natal allá en Zacatecas... la suerte no le favoreció. / Orlando Sifuentes/Armando Ríos
En un cuarto de 3x3 habita el protagonista de esta historia, donde soporta fríos y hambre; vive de la caridad de los vecinos, aunque lo más urgente es proporcionarle un asilo donde esté atendido y acompañado

Miles de adultos mayores alrededor del país sufren abandono por parte de sus familias, pero cuando este factor se mezcla con el rezago social y las discapacidades propias de la tercera edad, los resultados deben atenderse de manera urgente. 

Para don Marcos Martínez Esparza la suerte no se ha puesto de su lado en esta última etapa de su vida, y aunque tiene algunos conocidos y familiares lejanos, el abandono que sufre se ve reflejado al entrar por la puerta de su casa de 3x3, donde habita, sin luz ni agua ni gas para sortear el frío o el hambre. 

Desde hace 42 años llegó de un pueblo zacatecano llamado El Salvador, a 130 kilómetros de Saltillo.

Recuerda, que los motivos que lo trajeron de aquel lugar con apenas mil habitantes fue la sequía que mató a los animales y secó los sembradíos en los que trabajaban él y su familia. A su llegada, la suerte fue encontrar trabajo en el campo que rodea a esta capital, y de ahí permanecer hasta que sus capacidades se lo permitieron. 

Desde su nacimiento perdió la vista en su ojo derecho, por el que nunca logró acceder a otros empleos, ni terminar sus estudios. 

Hace poco tiempo, tocó a la puerta de Adriana González, una de las empleadas de esta casa editorial para pedir “un tacuache”, como le llama, o mejor conocido como “un taco”. 

En esta ocasión, don Marcos corrió con suerte, pues entre la plática, una experiencia recordada es cuando pidió dinero en una casa, y lo único que recibió fue una llamada a la Policía que lo llevó a pasar una noche en los separos.

Luego de que Adriana lo invitó a comer en su casa, las historias fluyeron. No tiene hijos ni esposa, pide apoyo en las calles de Saltillo, y hace algunos meses le robaron sus documentos que le han impedido tramitar los apoyos sociales en el DIF Municipal. 

Hasta este momento, Adriana ha pensado que lo ideal para Don Marcos, sería lograr solventar sus gastos para un asilo, o conseguir un lugar en uno de ellos, pues, por más ayuda en especie que le proporcionen vecinos y personas a su alrededor, éste sigue sin tener acceso a un baño caliente, comida, o un cuarto templado.

Refugio. En esta “casa” habita don Marcos, en la colonia Nueva Imagen. / Orlando Sifuentes/Armando Ríos

Aunque actualmente no padece ninguna enfermedad crónica, el cuarto “prestado” en la colonia Nueva Imagen donde habita, está cimentado por block y ventanas de lámina, logrando que el frío le entuma los huesos y don Marcos prefiera salirse a caminar algunas veces bajo la niebla. 

“Yo lo hago como ejercicio, si estoy acostado aquí después no puedo ni caminar”, dice don Marcos sentado sobre un bote de pintura que utiliza como los únicos asientos en su casa, además de la cama. 

Al abrir su puerta, el retrato que se viene a la mente es el del olvido, pero también pasa por la cabeza la certeza de que como él hay miles de personas habitando en el país. 

Las telarañas en el techo, la humedad en las paredes, y el piso de tierra con un bulto de ropa sucia y sobre de ella tres gorditas que le dio una vecina para el desayuno de este jueves, son los elementos que componen su realidad cotidiana que suele iluminar por las noches con una pequeña lámpara y la luz de un radio de pilas que le regalaron hace poco.

Soledad, su regalo de Navidad
Adriana y algunos amigos y vecinos han apoyado a don Marcos con comida, ropa, cobijas y alimentos enlatados; el hombre no recuerda cuándo fue la última vez que alguna autoridad se acercó a su casa a brindarle ayuda, e incluso, a pesar de constatar fielmente que tiene severas carencias, los trámites burocráticos se interponen para hacerle la vida más digna y llevadera.

“¿Qué hago yo con mil 100 pesos? Hace poco me caí cerca del arroyo y me lastimé la espalda, no me podía levantar ni para ir al baño. Una vecina me llevó al hospital y no me querían atender porque no llevaba el Seguro Popular, y ella le dijo que me tenía que atender, que iba muy malo”, recuerda. 

“Cuando traía un dinerito, mis sobrinos sí me visitaban, pero ahora como no tengo nada, pues no me visitan. Tiene más uno de la otra gente, que de la familia”, lamenta. 

Don Marcos pasó la Navidad en solitario, y para el Año Nuevo la agenda marca lo mismo, sin embargo, dice que sus mayores deseos para el próximo año son poder gozar de toda la ayuda posible que el Gobierno pueda extenderle de manera económica o con servicios, para vivir mejor en lo que le resta de vida.

Otro de sus anhelos, es conocer en persona a Antonio Moreno o “Toño Moreno”, actualmente conductor de un noticiario de la ciudad, para compartir las experiencias más íntimas de Zacatecas, y de paso, que su voz se la lleve hasta la pantalla y deje un mensaje a las autoridades y los pobladores.

¿Qué dice la ley?
El Código Penal establece en el artículo 362 del capítulo octavo: se puede aplicar una prisión de seis meses a cuatro años y multa a quien abandone u omita asistir a una persona incapaz de valerse por sí misma.