Quieres que el día llegue, que las horas pasen rápido, que nada se interponga en tu camino de regreso a esa ciudad en la que viviste por años y que por algún motivo u otro tuviste que dejar. Piensas en llegar, bajar rápidamente del camión, acercarte con el “boletero” y que esta vez no haya fila para recoger tu maleta. 

 

Caminas, casi corres al andén; entras a la Central de Autobuses y buscas a tu mamá quien minutos antes cocinó esa carne con chile y arroz rojo que tanto te gusta y que en ningún lado encuentras. Pero no solo está ella, también tus abuelos a los que ves desde hace meses y que a pesar de la edad han llegado para recibirte con un abrazo que roba el aliento pero te devuelve el respiro de saber que estas de vuelta en casa.

 

Así es como cientos de pasajeros arribaron esta semana a la Central de Autobuses de Saltillo. Muchos para regresar a su lugar de origen; otros viajan con el fin de visitar a familiares que los recibieron con brazos abiertos.

 

 

Quince horas en autobús viajaron un par de jóvenes procedentes de Austin, Texas, quienes llegaron a Saltillo. Han vivido toda su vida en Estados Unidos, sin embargo, no olvidan sus raíces mexicanas y mucho menos a sus tíos, quienes acudieron a la terminal para darles una calurosa bienvenida.

 

“Toda nuestra vida hemos vivido allá en Austin, pero cada año venimos hasta acá a visitar a mis tíos”, comenta entusiasmado uno de los jóvenes, quien compartió que desde el mes de agosto planearon visitar a los suyos, con quienes permanecerán con ellos por dos semanas.

 

Por su parte, sus tíos expresan la emoción y alegría que les causa el arribo de sus sobrinos. “Estamos bien contentos de que hayan venido a pasar estas fechas con nosotros”, expresaron.

Mientras que los visitantes aceptaron que la parte más difícil es cuando regresan a Texas, pero se quedan con un buen sabor de boca al saber que están con bien.

 

Vivían en Saltillo y decidieron mudarse a Monclova luego de que sus hijas estudiaron e hicieron sus propias familias. Desde entonces don José y su esposa se trasladan cada quince días a la ciudad para ver a sus nietos, mismos que los recibieron con un fuerte abrazo al verlos cruzar por el andén de la Central.

 

“Vivíamos aquí en Saltillo pero nos acabamos de ir, nos fuimos porque nuestras hijos estudiaron, se casaron. Venimos aquí cada quince días. Me da mucho gusto cuando llegamos y nos reciben aquí en la Central porque veo a mis nietos”, afirmó

Don José dice que sus nietos son el motivo en su viaje, así como el entusiasmo de saber que pasarán las fiestas decembrinas en familia, definiéndolo como el verdadero significado de la Navidad.

 

 

Es originario de Saltillo, pero vive en Durango desde hace más de dos años, estado al que tuvo que partir para realizar sus estudios, por lo que Fernando organiza sus vacaciones y días libres para viajar rumbo a su lugar de nacimiento y reunirse con sus tías y abuela.

 

“Vivo en Durango pero nací aquí en Saltillo. Vengo a visitar a unos familiares, en unos días más también me va a alcanzar mi mamá. Por la escuela y el trabajo se me complica un poquito el venir seguido pero ahora con las vacaciones me pude zafar”, compartió Fernando quien aseguró que visita tierras saltillenses de manera regular y cada que tiene oportunidad. 

 

También afirmó que lo que más extraña de su hogar son los “viernes familiares”, una reunión que realizan cada viernes para comer y convivir entre familia. “Extraño mucho los viernes de familia, pero cada que vengo a la ciudad lo organizan para mí”.

 

Fernando al igual que las miles de personas que salen del sitio en el que radican, salen de la rutina y de lo que de manera normal los rodea, afirma que llega con entusiasmo a casa pero se va con nostalgia pues sabe que pasaran algunos meses más para repetir la hazaña. “A pesar de que ya paso el tiempo, si se siente todavía nostalgia cuando me voy”.