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Ella lleva el mejor regalo
Pensativa, presurosa va la mujer, ni el bullicio de la ciudad logra distraerla.
El tráfico citadino enloquece a la ciudad, ríos de gente hacen imposible avanzar. Luces multicolores encandilan la vista; los claxon ensordecen al caminante. Todo es prisa, todo es locura.
El frío de la noche apenas logra perturbarla, ha caminado demasiado y no deja de sonreír.
Facebook pide un “me gusta”… El camino cada vez es más tortuoso; nadie repara en ella, es como si fuera invisible, como si no existiera, porque, ¿sabe? hay cosas más importantes.
La multitud sigue buscando sin hallar, regatea, despilfarra, empuja, arrebata. Es diciembre, se acerca Navidad y no hay por qué limitarse. El materialismo ha triunfado otra vez.
Un niño quiere su Play Station, la pequeña ya no se conforma con las Barbies, ahora pide una Tablet y hay que conseguírselos porque esa es su Navidad.
María sigue su camino, más de prisa, más cansada, ella sólo pide un rincón dónde dar al mundo el mejor regalo.