Netflix llegó, vio y venció. En su primera participación en los Premios Fénix de Cine Iberoamericano, organizados por Cinema 23, cuya cuarta edición se ha celebrado en la noche de este miércoles en Ciudad de México, obtuvo el galardón a la mejor serie de comedia (Club de cuervos) y al mejor conjunto actoral y drama por Narcos. La segunda vencedora fue Chile, que volvió a demostrar su potencia cinematográfica (como ya hiciera el año pasado con Neruda), con la película Una mujer fantástica. El filme, dirigido por Sebastián Lelio (que no estuvo presente en la ceremonia) se llevó el galardón a mejor dirección, mejor película y mejor actriz por la interpretación de la transgénero Daniela Vega. Fue una noche de mujeres porque la catalana Carla Simón, la única presente en las categorías más importantes, consiguió el Huevo al mejor guion por su celebrada Estiu 1993, la película seleccionada por España para la próxima edición de los Oscar.

La velada, dos horas rápidas y sin presentador, pero con números musicales excelentes (entre ellos, Natalia Lafourcade interpretando una insólita versión de Hasta la raíz), sí tuvo tiempo esta vez para las reivindicaciones políticas de los males que aquejan al continente. El director, productor y guionista mexicano Guillermo Arriaga, que también dijo unas palabras en portugués, aseguró que "bastaba de los malos guiones que escriben nuestros gobernantes y que palabras como corrupción e impunidad deberían ser eliminadas". Everardo González, director del documental La libertad del diablo, que se llevó el único galardón importante para México de la noche, habló de la nueva y controvertida Ley de Seguridad Interior, la que regula la intervención de los militares mexicanos en la guerra contra el narco, y de la amnistía a los capos propuesta por el candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador, y dedicó su película "a toda la gente que ha pasado miedo por lo que estoy haciendo".

Diego Luna mencionó los feminicidios en su presentación de la película ganadora. Los argentinos Leornardo Sbaraglia y Manuel Pérez Biscaya denunciaron la precariedad laboral y la violencia que azotan el continente. Daniela Vega dedicó su premio "a las mujeres que han sido asesinadas por los hombres" e hizo un canto al amor y hasta el director colombiano de Narcos, Andrés Baiz, tuvo unas palabras para el gerente de localización de la serie, Carlos Muñoz, que fue asesinado en el Estado de México y contra el público anglosajón: "Por primera vez, los gringos están leyendo subtítulos".

El premio al mejor actor fue para Óscar Martínez, que interpreta a un escritor autoexiliado argentino en El ciudadano ilustre, la mejor edición fue para la brasileña Cláudia Oliveira por A fabrica de nada, el de los distribuidores a Un monstruo viene a verme, del español Juan Antonio Bayona (ausente de la ceremonia, lo que permitió que el mexicano Eugenio Caballero, ganador del Oscar de Hollywood, subiera dos veces al escenario porque también se llevó el premio al mejor diseño de arte) y el gran dama de la escena y el cine argentinos, Norma Aleandro, mandó un mensaje para agradecer el premio a toda su trayectoria. "Nos une el compromiso y la convicción para contar historias". Un mensaje que unió a seis de las estrellas latinoamericanas de la noche, entre ellas Rossy de Palma, que abrió la gala con una versión años 20 de Quién será junto a la orquesta Pérez Prado.