La inercia del poder

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La inercia del poder

Ilustración: Vanguardia/Alejandro Medina
Aunque nuestra Carta Magna define que hay tres poderes, sabemos que no existe más que uno: el Ejecutivo

Sucedió lo que miles deseaban que no ocurriera, yo entre ellos. El Tribunal Federal Electoral aprobó las elecciones de Coahuila tal y como se dieron, es decir, plagadas de ilegalidades. Repito lo que dije aquí mismo: que no sólo el PRI cometió miles de pequeños delitos electorales, sino también el PAN. Esperaba que anularan las elecciones para que nos permitieran a los ciudadanos escoger a un mandatario de manera correcta. No lo permitieron los que tienen el mando. Rubén Moreira se retira con todo el poder en sus manos, tal vez como nadie lo hizo jamás en el Estado, ni su hermano, ni Enrique Martínez (al que se le impuso Humberto), ni Flores Tapia, que hubo de retirarse a destiempo. Rubén tiene tanto poder que quizás ya no cabe en Coahuila porque su sombra pesará en cada cuestión, proyecto, rectificación o, aún, desagravio.

No olvidemos que arriba de Rubén está Enrique Peña Nieto, que en este caso era el único que podía desequilibrar la balanza a favor de su partido; y lo hizo. Es tan clara su manera de imponerse que ya quisiera alguien tener esa capacidad que, me parece, fue un talante que nada más Hugo Chávez y Fidel Castro lograron impunemente. Peña acabó con el Fiscal que hubiera podido llamarlo a declarar sobre asuntos delicados que tocaban a su persona. Peña cierra el mes (octubre) y el año más sangriento de muchos, liberando con ello la mancha que era propiedad de Felipe Calderón: lo superó con creces. Y así en no pocos aspectos.

Cada seis años había en La Laguna un movimiento muy clasemediero que abiertamente exigía que se nombrara un Gobernador lagunero: ya lo tienen. Los promotores no eran más que voceros de los cuatro o cinco dueños de toda la Laguna: Lala, Peñoles, Soriana… Pero en este caso no podríamos culpar a los torreonenses, porque a pesar de que Miguel Riquelme fue su alcalde, votaron en su contra. En Torreón perdió en las urnas su presidente municipal. Por el contrario, Riquelme será gobernador porque los saltillenses votaron por él. Ganó por el voto de Saltillo y de esto no hay discusión.

¿Qué debemos hacer o, mejor, qué es lo que realmente podemos hacer? Se acabaron las impugnaciones, el PRI tiene todas las fuerzas políticas y burocráticas, el tesoro de la nación, los aparatos ideológicos… Aunque nuestra Carta Magna define que hay tres poderes, sabemos que a nivel nacional tanto como estatal no existe más que un poder, el Ejecutivo. Entonces, lo que deberemos intentar es arrebatar uno de los poderes, el único en que nos es posible intervenir: el Legislativo. Votar para que en la Cámara tengamos verdaderos representantes del pueblo y no muñecos obedientes a los distintos ejecutivos sería el paso a lograr. Es posible. Aún en los Estados Unidos ese es, al parecer, el siguiente paso del pueblo americano contra la dictadura de Trump: ganarles escaños a los republicanos en el Senado y la Cámara.

¿Y en México? Si hoy, 26 de noviembre fuesen las elecciones, habría que votar por López Obrador. Ahora bien, todavía falta meses para ese brete. En los últimos días aparece la alianza de tres partidos como una alternativa, pero todavía no se ve madura, sin embargo, ahí está. Esperemos su programa de gobierno y su candidato. Por su lado los independientes batallan con la roca que les impusieron que es, a todas luces, un obstáculo casi imposible de saltar. Y no deja de sorprender que “El Bronco” esté avanzando a pasos de gigante: todo mundo le da su nombre. Algo me dice que el PRI puso a sus miembros a prestarle su credencial para dividir la votación y bajarle votos a Margarita Zavala y al “Peje”. No es creíble que ese señor, que ha sido un fracaso como Gobernador de Nuevo León, esté recibiendo apoyos por millares.

Así estamos, esa es nuestra realidad y no otra. Se han cerrado casi todas las puertas, quedan algunas ventanas. Una, la mayor, es la elección para elegir Presidente. Hay que echar fuera al PRI, sin que eso equivalga a volver al PAN, que ya mostró su incapacidad. La bestia humana que lleva por nombre Fox ha hecho un daño enorme a ese partido y al País mismo. Tenemos la boleta electoral en la mano: podemos asaltar el poder.