"No consideramos al embajador estadounidense como representante de Estados Unidos en Turquía": Recep Tayyip Erdogan.

El jefe del Estado turco, en visita oficial a Serbia, dijo que el embajador estadounidense John Bass"él está haciendo turismo, pero ni nuestros ministros, ni el Presidente del Parlamento, ni yo hemos aceptado estas visitas porque no lo consideramos como el representante de los Estados Unidos en Turquía". Bass, ahora cerca de mudarse a Afganistán, ha sido objeto de fuertes ataques por parte de los medios de comunicación.

Convocando una conferencia de prensa en Ankara, había elegido cuidadosamente los auriculares turcos para ser invocados, excluyendo a aquellos cercanos al gobierno conservador de inspiración religiosa. Y hablando de la detención de un empleado de oficina turco en su asiento, el embajador había calificado la medida de "infundada".

"Estoy profundamente preocupado por el hecho de que algunas personas están más interesados ​​en el gobierno turco para levantar una nube de polvo a través de los medios de comunicación que esbozaron los procesos de comunicación, en lugar de buscar justicia ante un tribunal”.

La crisis había comenzado el pasado 4 de octubre, cuando un empleado del consulado de Estados Unidos turco fue detenido por cargos de espionaje y de vínculos con la red golpe Fethullah Gülen , un predicador y financiero que vive en autoexilio desde 1999 turco Pennsylvania, y se encontró por Ankara como el cerebro del golpe frustrado en Turquía 15 de julio de 2016 los Estados Unidos, rechazando los cargos, a continuación, también respondieron a la nueva detención el lunes con la decisión de suspender la expedición de visados.

La tensión es ahora alta en Turquía, donde desde el día después del intento de golpe es el estado de emergencia, renovada hasta ahora tres meses en tres meses. En Ankara la policía dispersó una manifestación organizada en el centro de la ciudad, con motivo del segundo aniversario de la matanza en la estación de tren, el ataque terrorista más grave en la historia reciente de Turquía.

Las fuerzas de seguridad utilizaron gas lacrimógeno y cañones de agua para deshacerse de un centenar de manifestantes que querían marchar a la zona preparada para el evento, en el mismo lugar donde se produjo la masacre. Debido a los impedimentos para reunirse para nuevas medidas restrictivas, el gobernador de la capital había autorizado la entrada en el área sólo a los familiares de las víctimas,a algunos dirigentes políticos y representantes de la sociedad civil. El 10 de octubre de 2015, 102 personas perdieron la vida y más de 500 resultaron heridas en dos explosiones que azotaron un evento organizado por el partido kurdo para exigir la detención de la violencia en el sureste de Turquía.

Con información de Repubblica