El secretario general de la ONU, António Guterres, pidió hoy unidad para arreglar un mundo roto durante su discurso ante la Asamblea General del organismo, que aprovechó para repasar importantes retos globales como el peligro nuclear, el cambio climático o la crisis de refugiados.

"Las sociedades están fragmentadas. El discurso político está polarizado. La confianza dentro de los países y entre ellos está cayendo por aquellos que demonizan y dividen", lamentó Guterres en su primer discurso ante la Asamblea General como dirigente de la ONU.

"Somos un mundo en pedazos. Necesitamos ser un mundo en paz", añadió el diplomático portugués, que se refirió a problemas como el desafío nuclear de Corea del Norte o la crisis de refugiados rohingyas en Myanmar.

Guterres criticó con dureza los ensayos nucleares de Corea del Norte e instó a todos los miembros de la ONU a cumplir con las resoluciones impuestas al país comunista. "Millones de personas viven bajo una sombra de horror", advirtió, además de referirse al hambre y las graves violaciones a los derechos humanos que sufre la población norcoreana.

"El uso de armas nucleares debería ser impensable. Ni siquiera la amenaza de su uso debe permitirse nunca. Pero los temores mundiales a las armas atómicas están en su nivel más alto desde el final de la Guerra Fría", alertó. "Cuando las tensiones aumentan también lo hace la posibilidad de que haya errores de cálculo. Un discurso exaltado puede llevar a malentendidos fatales”.

"La solución debe ser política. Es un momento de habilidad política", añadió, pidiendo unidad continua dentro del Consejo de Seguridad de la ONU. "No debemos caminar sonámbulos hacia la guerra”.

En cuanto al cambio climático, Guterres instó una vez más a los líderes globales a implementar el Acuerdo de París "con mayor ambición que nunca" y llamó a "salir de la senda de emisiones suicidas" de gases contaminantes.

La ciencia del calentamiento global es "irrefutable", dijo, y la fuerza de los episodios meteorológicos extremos ha hecho necesario crear nuevos términos para describirlos, como megahuracanes, supertormentas y bombas de lluvia.

Como ejemplo puso a Estados Unidos, que desde 1995 sufrió la mayor cantidad de catástrofes relacionadas con el clima: más de 1.600, lo que estadísticamente equivale a una cada cinco días.
En cuanto a los refugiados, Guterres instó al Gobierno de Myanmar a poner fin al "círculo vicioso de persecución, discriminación, radicalización y represión violenta" que ha llevado a más de 400,000 miembros de la minoría musulmanana rohingya a huir a Bangladesh.

"Todos estamos conmocionados por la dramática escalada de las tensiones ligadas a la confesión (religiosa) en Rajine, en Myanmar", dijo, e instó a las autoridades del país asiático a poner fin a las operaciones militares y a permitir el acceso ilimitado de la ayuda humanitaria.

También pidió que se aclare el estatus de los rohingya, "que lleva demasiado tiempo sin resolverse".

La minoría musulmana rohingya es apátrida desde que la entonces Birmania, de mayoría budista, les retirara la nacionalidad en 1982 y siguiera una política de negársela desde entonces.

La líder birmana de facto, Aung San Suu Kyi, habló hoy por primera vez de la crisis de refugiados desde el comienzo de esta. En su ambiguo discurso no se refirió a los rohingya por su nombre y aunque aseguró que está dispuesta a aceptar el discurso de quienes huyeron, no aclaró qué condiciones tendrán que cumplir.

Desde Nueva York, Guterres aseguró haber tomado nota del discurso de Suu Kyi, quien condenó la violencia y las violaciones de los derechos humanos en su país pero no la actuación del Ejército, con quien comparte el poder. La premio Nobel de la Paz canceló su participación en la Asamblea General de la ONU que comenzó hoy.

Hablando en general sobre los refugiados, Guterres reconoció el derecho que tienen los países de controlar sus fronteras pero advirtió que los refugiados y migrantes deben ser protegidos.

La cantidad de refugiados que se están desplazando por el mundo puede abordarse compartiendo de forma global las responsabilidades, afirmó.

"Yo mismo soy un migrante, como muchos de ustedes. Pero nadie espera que arriesgue mi vida en un barco agujereado o cruzando el desierto en la parte de atrás de un camión para encontrar trabajo fuera de mi país de nacimiento", señaló. "La migración segura no puede estar limitada a la élite global".