La industria cultural

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La industria cultural

En nuestro País hay una relación directa entre infraestructura cultural y el poder económico

Una interesante visión de lo que es la industria cultural en México presentó el economista Ernesto Piedras en el marco del Festival Norte Creativo, una inusual e innovadora plataforma de reflexión sobre las posibilidades reales que tienen los creadores mexicanos en lo individual y en lo colectivo para producir bienes culturales que sean considerados en las cuentas nacionales dentro del Producto Interno Bruto (PIB).

Primero, la grata sorpresa que el que estaba exponiendo un tema de carácter cultural fuera un economista que decidió aventurarse en un campo de actuación que aparentemente no le corresponde. En ese imaginario no estoy de acuerdo porque conozco economistas vinculados al arte.

Ante un público diverso, Piedras mostró datos estadísticos del mundo de lo cultural pues, a decir verdad, para el grueso de la las personas no resulta fácil entender que los artistas o promotores culturales sean agentes económicos.

Una aseveración poderosa de Piedras fue que los que trabajan en la cultura son el 3.66 por ciento de la población económica activa en México, pero que producen el 7 por ciento del PIB, lo que hace que sean doblemente productivos. Esta aseveración es muy fuerte ante la equivocada percepción del ciudadano promedio sobre los artistas y creadores, a los que consideran inútiles en su aportación a la economía.

Salió a colación algo que me resultó familiar. Aquel joven o aquella joven que informan a sus padres que quieren ser artistas, escuchando de ellos que antes deben terminar una carrera profesional seria, como ocurrió cuando mi hermana Perla Verón nos avisó que estudiaría la carrera de artes visuales, “lloviéndole” desalentadores comentarios de padres y hermanos. Ahora ella es una mujer realizada en su medio de trabajo.  

Necesitamos una apreciación de lo cultural, fue una de las conclusiones a las que llegó Ernesto Piedras, ya que la cultura en esencia es bienestar, pero también va acorde al desarrollo integral. Según él, a mayor desarrollo humano, mayor desarrollo cultural.

De acuerdo con las estadísticas que el conferencista compartió, hay una relación directa entre infraestructura cultural y el poder económico de las entidades federativas de México, lo que significa que el patrimonialmente rico, pero pobre (económicamente) estado de Veracruz padece de insuficiencia en términos de infraestructura cultural y que estados como Nuevo León o Coahuila sí tienen suficiencia en esto. 

Lo anterior me resulta preocupante porque eso significa que muchos bienes de la cultura tradicional están en condiciones de peligro, ya que las economías del sureste mexicano en general son economías pobres. Imaginen la situación de Chiapas y Tabasco.

Cuando Piedras, especialista en economía creativa, tocó el tema de que la industria editorial es deficitaria y que el número de lectores no dependen de la escolaridad, sino del presupuesto que se tiene para adquirir libros, vinieron a mi mente los millones de mexicanos que viven en extrema pobreza. 

Hay pocas librerías en México porque hay poca demanda de libros, y luego se encuentra uno con montañas de textos que son rematados en algunos sitios. Pero es un hecho que en las poblaciones rurales no hay librerías, de pronto existen museos en la ruralidad, pero librerías no.

Ni qué decir de las galerías de arte que podrían ser de gran utilidad para la creación de audiencias y que cada vez son menos. 

¿Cómo canalizar recursos públicos y privados para reproducir y multiplicar la creatividad por medio de microempresas? Sería una pregunta que deberían contestar los grandes agentes económicos y los tres niveles de Gobierno que podrían dedicar dinero a la mercadotecnia digital y al diseño, porque estas actividades tienen que ver con el éxito de los creadores y productores de la industria cultural.

Finalmente, Ernesto Piedras documentó experiencias fuera de México en que los Gobiernos dedican parte de los pagos de las obras públicas que financian a impulsar las actividades creativas. En nuestro País el renglón cultural está siempre rezagado lo digo con la experiencia de haberlo vivido como economista y como promotor cultural.