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Para muchos en Cataluña, España es ya otro país
En su intento por sofocar el nuevo esfuerzo independentista en Cataluña, España enfrenta un reto que va más allá de frenar los planes de los políticos para celebrar un referéndum sobre la secesión el próximo 1 de octubre: miles de catalanes partidarios de independizarse de España ya se sienten residentes de otro país
Las banderas independentistas, o "esteladas", adornan las calles en las que proliferan los carteles en el idioma de la región, el catalán.
"Nosotros decimos: '¿Qué dicen en España?'. Es una expresión que se ha dicho en innumerables ocasiones", dijo Monserrat Coca, dueña de una bodega que solamente vende vinos producidos en Cataluña. "Somos catalanes, así de simple".
El Ministerio de Justicia de España advirtió que el referéndum secesionista convocado días atrás por el gobierno catalán es ilegal y el Tribunal Constitucional ya ordenó su suspensión. Sin embargo, más de 600 de las 948 municipalidades de la región del este de España anunciaron que abrirán los colegios electorales.
Coca, de 59 años, no estuvo siempre en favor de la independencia. Su trasformación refleja la de muchos en su ciudad de Sabadell y en toda Cataluña, donde el gobierno de central de Madrid suele ser visto como un ente problemático y distante que recibe más en impuestos de lo que devuelve a la población local en servicios y obras públicas.
El alcalde pro secesión de Sabadell, Maties Serracant, menciona como momento decisivo el fallo en 2010 de la Corte Constitucional e España, que anuló partes claves de una propuesta carta magna que habría dado a Cataluña mayor autonomía y reconocimiento como una nación dentro de España.
La decisión de la corte, combinada con una crisis económica de la que España apenas se recupera, empujó a muchos catalanes neutrales en favor del campo del autogobierno, previamente ocupado mayormente por residentes con raíces que databan de generaciones y para quienes la independencia es un asunto de identidad.
"Para mí y para muchos otros, el cambio de sentirnos catalanes a querer vivir en nuestro propio país ha ocurrido muy rápidamente", dijo Serracant. "No es solamente algo económico, es la sensación de que todo lo que ha llegado de Cataluña en años recientes no ha sido siquiera escuchado o ha sido ignorado".
Muchos catalanes tienen además recuerdos amargos de la prohibición del uso del idioma catalán durante la dictadura de Francisco Franco en España de 1939 a 1975. Desde el regreso a la democracia, Cataluña ha conseguido importantes niveles de autonomía. Las lecciones en las escuelas son conducidas mayormente en catalán. La región tiene su propia policía y tiene su propio sistema de salud pública.
Cataluña ha formado parte de España desde la unión de las coronas de Castilla y León en el siglo XV. Aunque los catalanes comparten muchas costumbres con otros españoles, los estereotipos los describen como más reservados y trabajadores, con instinto para los negocios.
La caricatura es mejor resumida en la palabra catalana "seny", que puede ser traducida como la capacidad de ejercer buen juicio.
Sabadell, una hora al noroeste de Barcelona, es una ciudad tranquila de 200,000 personas con una historia industrial. Las personas llegaron de todas partes de España para encontrar trabajo y oportunidades allí, pero, al igual que muchas ciudades y pueblos en Cataluña, se ha visto inmersa en el fervor secesionista.
Serracant se enorgullece de que su ciudad esté "a la vanguardia de la campaña por la autodeterminación". Dice que es la mayor municipalidad en Cataluña, con un ayuntamiento en el que la mayoría de los concejales apoyan un referéndum de independencia.
"(Sabadell) es una ciudad que no tiene históricamente una tendencia separatista, pero ahora es la ciudad más dedicada a la causa", dijo el alcalde.
Serracant se pasó el miércoles en el Parlamento regional de Cataluña mientras los legisladores separatistas realizaron una sesión maratónica para aprobar leyes que dicen le dan al gobierno regional respaldo legal para la consulta.
La corte constitucional de España suspendió el jueves el referéndum después de aceptar revisar una apelación presentada por el gobierno de España. El gobierno en Madrid, encabezado por Mariano Rajoy, ha prometido que frenará la votación, argumentando que un referéndum que afecta a toda España debe tener la participación de todos los españoles.
En las afueras de Sabadell está La Plana del Pintor, un barrio humilde de casas desvencijadas, muchas de ellas construidas por migrantes del sur de España. No hay banderas independentistas en sus calles soleadas, pero incluso aquí el separatismo ha llegado.
Está el caso de Alonso Simón, de 54 años, un técnico de computadoras que prefiere hablar en español en lugar de catalán, disfruta música flamenca y cuyos padres eran de Madrid y del sur de España.
Simón se queja de que Cataluña provee más ingresos al resto de España que lo que debería. Menciona fallas regulares en la línea de trenes administrada por el servicio nacional de España y que pasa por Sabadell, a diferencia del servicio de trenes administrado por Cataluña y que recientemente abrió una estación cerca.
"Si hubiéramos tenido unas buenas infraestructuras como ahora tenemos con la ferrocarriles catalanes, estos problemas no pasarían. Todo lo que pagamos que se quede aquí", dijo.
Luego de un alza en años recientes, los sondeos de opinión muestran que el apoyo a la independencia entre los 7,5 millones de habitantes de la región ha llegado a alrededor de 50%. Una gran parte de esa mitad que se oponen a la independencia se sienten cómodos con la identidad dual española y catalana.
Manuel Antúnez estaba paseando a su perro en un parque cuando se paró para lamentar la crisis política en Cataluña. Antúnez, de 88 años, llegó a Sabadell en 1953, para trabajar en la construcción del metro de Barcelona.
"Me hace sentir muy mal porque los que han levantado Cataluña son los que han venido desde fuera. Me da pena. No sé cómo se arreglan eso", añadió.