Tigres no estimula su poder
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Tigres no estimula su poder
Tigres tendrá que esmerarse en hacer más efectivo su nuevo molde táctico si no quiere caer en vacíos futbolísticos que sólo lo conducen a la intrascendencia. Esto es que para justificar el poder que tiene, también debe saber estimularlo.
Frente a Querétaro el sábado fue una extensión de lo que ya había experimentado una jornada antes en la casa del Santos. Tigres se quedó sin fuerza colectiva para sobreponerse a dos contextos de partidos disímiles, pero igual de dificultosos.
Ante Santos ya se había advertido que la obsesión de Tigres por querer atacar siempre apoyado en la abundancia de recursos ofensivos que le permite el 3-4-3 le puede generar una peligrosa descompensación.
Sin un mediocampo resistente, ni una adecuada colaboración de Damm y Aquino para regresar, los tres defensas quedan expuestos a los latigazos rivales. Se lo hizo ver Santos, cuando le absorbió la contención y lo atacó con pelotazos rápidos.
De otro modo se lo confirmó Querétaro. Los Gallos acudieron al típico efecto “acordeón” para sobrevivir en campo propio y buscar alguna ganancia a río revuelto líneas arriba.
Cuando pudo, Querétaro pasó de la contracción defensiva a la verticalidad ofensiva sin escalas para quedar mano a mano con los centrales y Guzmán. Eligió jugar así porque así le convenía. No por gusto.
Tigres peca de suficiente cuando cree que los adversarios son los que tienen que arreglárselas para combatir su juego. Sin embargo, una cosa es sentirse ganador en un partido por causas naturales y otra totalmente diferente es creerse poderoso sin demostrarlo. En las ventajas y perjuicios radica la diferencia.
El problema de Tigres es que no sabe qué hacer cuando esos mismos adversarios le tienden trampas y lo orillan a una cruda monotonía. Sin gol, lo de Tigres suele ser muy neutro.
El 3-4-3 lo condiciona a ser más punzante y contundente que lo aleje de una circulación pastosa producto de una posesión estéril. Porque de nada sirve contar con más ofensivos para llegar menos al área. El negocio está en la rapidez de los movimientos y en la verticalidad. En las combinaciones con ventaja. En el disparo de media distancia.
A este Tigres el poder se lo dan los goles y no tanto el control y el manejo. Pero también el equilibrio. Dueñas y Zelarayán son dos volantes de juego abierto que piensan en cómo llegar, pero no en cómo retroceder. El equipo necesita de un “5” más recuperador porque le sobran conductores en la cancha.
Pero además, Tigres también tiene que entender que su plan no es absoluto. Cree que con jugar en modo predeterminado le alcanza. A veces, para ser mejor, debe variarle de oficio y eso con Ricardo Ferretti nunca lo ha aprendido.
Los felinos enfrentarán al Pachuca en la Liga MX el 12 de agosto, previo se medirán ante el Zacatepec este martes en la Copa MX.