Usted está aquí
"El matrimonio es para siempre o no es nada": Papa Francisco
El verdadero amor entre los esposos da "el coraje de decir para siempre" y en todo caso no funciona pensar "mientras dure el amor" porque un matrimonio "o para siempre, o nada". El Papa Francisco, en la audiencia general de hoy, habló de los santos y de la ayuda que pueden darnos en la vida de cada día, también en el matrimonio. Y con una afirmación sin margen para las dudas.
Precisamente mientras los cuatro cardenales ultraconservadores (Carlo Caffarra, Walter Brandmuller, Raymond Burke y Joachim Meisner) replantean en una nueva carta (difundida en estos días en sitios de información vaticana) sus dudas sobre la exhortación apostólica escrita por Francisco, Amoris Laetitia, y piden por ello audiencia al Pontífice.
El Papa invita, entonces, a invocar el apoyo del cielo porque no es cierto que "es más fácil ser delincuentes que santos". Y no hay necesidad de "rezar todo el día" para ser santos, sino sobre todo hay que hacer bien su propio trabajo, en la plegaria pero también en el trabajo y el cuidado de la familia. Además Francisco, el día después de la Jornada Mundial del Refugiado, volvió a hablar de los migrantes para dar "sincero aprecio por la campaña para la nueva ley inmigratoria "Era extranjero, la humanidad que hace bien", que goza del apoyo de Caritas, la Fundación Migrantes y otras organizaciones católicas.
Se trata de una propuesta de ley de iniciativa popular, apoyada por fuerzas laicas pero también asociaciones católicas, para abolir y superar la ley existente e introducir canales regulares de ingreso para los trabajadores extranjeros, un permiso de estadía para integración comprobada, el derecho a votar y ser elegidos para quien tiene una estadía de largo plazo, y la abolición del delito de clandestinidad.
En la audiencia general de hoy, en la que participaron 12.000 personas, incluyendo un nutrido grupo de carabineros para la tutela forestal, citados entre los saludos dirigidos al Papa, el tema fue la santidad, el testimonio, la esperanza. "Los cristianos, en el combate contra el mal, no desesperan. El cristianismo (subrayó Francisco) cultiva una confianza incurable: no cree que las fuerzas negativas y disgregantes puedan prevalecer. La última palabra sobre la historia del hombre no es el odio, no es la muerte, no es la guerra".
Entonces, concluyó, "queremos tener esperanza en la transfiguración del mundo, en su cumplimiento definitivo, donde finalmente no habrá más lágrimas, maldad ni sufrimiento"