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Woods, la caída del tigre
Diseñado para ser el número uno, Eldrick Tont Woods se encuentra, a sus 41 años, 875 puestos por debajo de su destino, la cima del golf mundial. Tiger —como lo apodó su difunto padre Earl en homenaje a un compañero caído en Vietnam— ha pasado en menos de una década de ser el deportista modelo de Estados Unidos a ser ridiculizado en las redes sociales por la fotografía de su arresto el pasado lunes por conducir intoxicado. En un meme se comparó su rostro abotargado con la cara de un furby, un peluche electrónico de ojos de búho que fue regalo de moda en las Navidades de 1998, cuando nacía la leyenda del Tigre.
La foto policial fue la imagen de la derrota de Tiger Woods. La alerta de que el antiguo niño prodigio del golf, el muchacho de la sonrisa perfecta, el negro que conquistó un juego de blancos elevándolo a un nivel portentoso y ganando más dinero que ningún otro deportista antes que él en la historia, está metido en un hoyo.
“Honestamente, tuve que mirar la foto 10 segundos para reconocerlo”, admitió el golfista William McGirt. “Espero que ahora le den la dosis de medicación adecuada cuando deba conducir”, comentó Jason Day, número tres del ranking. Jack Nicklaus, el golfista que ha ganado más grandes —18 frente a 14 de Woods—, dijo: “Creo que necesita nuestra ayuda”. John Daily, ganador de dos grandes, habló desde su experiencia como alcohólico: “Me pregunto si será adicto a las pastillas contra el dolor. Ojalá que no, porque es duro salir de eso”.
El golfista fue esposado y trasladado a comisaría. Por la mañana, lo dejaron en libertad acusado de conducir intoxicado y por la noche emitió un comunicado en el que quiso dejar claro que aquella noche no había bebido —confirmado por la prueba de alcoholemia—, sino que había sufrido “una reacción inesperada a unos medicamentos”. En un país como EE UU, en el que murieron en 2015 más de 20 mil personas por sobredosis relacionadas con analgésicos con receta, disipar la sombra de la botella aludiendo a las pastillas no mejora el panorama de Woods. Uno de los fármacos que mencionó a los agentes fue la vicodina, un opiáceo que, según investigaciones periodísticas, también estuvo tras su accidente de 2009, cuando chocó contra una boca de riego a la entrada de su casa de Orlando.
Aquella noche abrió la caja de pandora de su caos vital y dio paso a las revelaciones de sus infidelidades. Un año después, se divorció de la modelo Elin Nordegren, madre de su hija Sam, de nueve años, y de su hijo Charlie, de ocho. El hilo entre el incidente de 2009 y el del lunes antepasado es la relación de Woods con los fármacos, entreverada con una cadena de lesiones que lo han hecho pasar ocho veces por el quirófano en la última década.
Woods no ha renunciado a intentar recuperar su competitividad en el golf, pero hace nueve años que no gana un grande del circuito internacional.
DATOS
5to jugador en conseguir el Grand Slam de carrera.
4 cirugías en la espalda en los últimos dos años.
899 lugar en el ranking mundial. El más bajo en su carrera, desde que en el Hero World Challenge de 2016 entrara como el número 898.
6 torneos ganados desde 2012, el Arnold Palmer Invitational (dos veces), Memorial Tournament (dos veces), el AT&T National y el Farmers.